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Era temprano por la mañana, el sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Inas, éste yacía dormido en su cama al otro costado de la habitación envuelto en sus sábanas y sus frazadas de color grisáceo.

Al parecer todo iba bien en su cabeza, sus sueños estaban plagados de maravillas y aventuras, pero como todo sueño tiene que acabar, en su cabeza retumbaba una voz, que decía cada vez más fuerte "Inas".

Así que por fin abrió los ojos mostrando así su color castaño pero no vio nada solo escuchaba la misma voz ya gritando.

-¡Vamos despierta Inas, no esperare todo el día!- gritaba la voz.

-Tranquilo Psycho, déjame dormir en paz- dijo Inas mientras se arreglaba su mechón de pelo blanco en medio de una cabellera rojiza.

-¡Nada de tranquilo! ¡Tengo hambre y estoy cansado!- Psycho estuvo despierto toda la noche.

-No es mi culpa que hubieras quedado paranoico por unas simples palabras en un viejo libro- dijo Inas mientras con su mano quitaba la ropa de cama y se levantaba poco a poco- además ¿Cómo puedes estar cansado si siempre estas en el mismo estado que yo?

-¡No lo sé! ¡Solo calla y cocina!

-Eres desagradable- mientras caminaba por el corto pasillo de madera.

-"Somos" desagradables.

Se había terminado la conversación, colocó el agua a hervir, comenzó a cortar unos pedazos de pan mientras su mirada estaba fija a la nada.

-¿Por qué no mejor...

-¿Prendo la Televisión?

-¿Cómo lo supiste?

-Lo dices todos los días- mientras tomaba el control y encendía la televisión.

La pantalla se encendió, pero en esta solo se veía la escasez de señal, el sonido era tan molesto que decidió apagarlo.

-Vaya- dijo Psycho.

Inas se dirigió a abrir las cortinas al costado contrario de la habitación, cuando lo hizo el sol no lo deslumbró, algo iba mal. El típico paisaje de los suburbios se vio afectado por una extraña aparición, un espejo, así se podría llamar, en el cielo un reflejo del planeta esperaba inquieto la atracción para poder caer, sus azules mares y ríos cruzaban las llanuras verdes carentes de vida, carentes de humanidad, un pestañeo, para intentar borrar esta ilusión, pero no lo era, la confusión dio paso a la duda y la duda al miedo.

-¿Co...Cómo es posible?¿Qué es eso?- gritaban Psycho e Inas.

Obviamente no fueron los únicos que lo vieron, desde la ventana se veía la ciudad en anarquía, Inas ya sabia que hacer (porque había visto muchas películas y series pos apocalípticas) se fue corriendo a su habitación mientras Psycho seguía gritando preguntas al aire, Inas se acerco a un tumulto de ropa al pie de su cama, la cual fue desmoronada por las rápidas manos de Inas, hasta que este encontró su objetivo, una mochila grande de color negro llena de comida en lata, agua y una linterna, Inas se empezó a desvestir sacándose su pijama, mientras buscaba con la mirada una chaqueta o alguna camiseta, se coloco un pantalón de jeans claro, una camiseta blanca y unos botines, ademas se colocó una bufanda de color negro con lineas blancas por el frío que había. Busco rápidamente su navaja suiza y la coloco en el bolsillo exterior de la mochila, Inas camino hacia la puerta cuando Psycho hablo.

-Inas la Katana de tu abuelo.

-¿Para qué quiero esa reliquia?

-Podría servir como arma.

Inas lo pensó y sin apresurarse la saco de su estantería que estaba al otro lado de la sala, se la coloco al cinto y recordó las historias de la época feudal japonesa que le contaba su abuelo. Salió de la casa cerrándola y despidiéndose de ella, cuando se dio vuelta vio a una persona encapuchada tratando de escalar la cerca.

-¡Largo de aquí!- gritó Inas mientras el tipo caía hacia dentro.

Inas, sin pensarlo, desenvainó la katana, esta tenia un mango verde y en su hoja decía Shirubatsubame (Viene del japones シルバーツバメ que significa golondrina de plata) por ambos lados.

-¡No te acerques!- grito nuevamente Inas apuntando al tipo con la katana, el tipo saco un cuchillo de cocina y se abalanzó sobre Inas.

-¡Inas!- gritó Psycho.

Sin darse cuenta su mano izquierda se colocó sobre su ojo izquierdo tapándolo, haciendo que la katana se deslizara por el aire con una elegancia tan basta que parecía que danzaba, unos mili-segundos después esta sublime danza acabo en las tibias entrañas del tipo bañando la hoja de sangre, esta danza no se había ejecutado desde una época ya de antaño lo que hizo que la katana se sintiera mas viva que nunca y lo mostraba con un brillo parecido a la de la plata mas pura reflejando el sol, cuando se retiró, la sangre goteaba de la hoja y dejando a su paso una herida de muerte, el tipo cayó lentamente mirando la herida y colocando la mano sobre ella, el sonido de la caída hizo que Inas se despertara, cuando vio su mano en la katana ensangrentada no hizo mas que gritar.

-¡¿Tomaste mi cuerpo?!- le gritó a Psycho.

-Si, o sino hubiéramos muerto y lo sabes.

-¡Te prohibí tomar el control de mi cuerpo desde que nos conocimos Psycho!

-¡Fue para protegerte!

-¡No!- Inas se desvanecía.

-Inas...- escuchó la voz lejos.

-¡No!- gritó tomándose la cabeza con ambas manos y mirando el cuerpo sin vida del tipo.

-Por favor cálmate.

-¡No...!- cayo desmayado.

Entre Cadenas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora