IV

100 10 6
                                    

Ya habían pasado 3 semanas de arduo entrenamiento, donde el anciano demostró su habilidad con el bastón varias veces golpeando la cabeza de su joven aprendiz, este, a su vez, aprendió mucho del anciano, tanto que parecía que había memorizado enciclopedias completas, la que más le llamó la atención fue la frase que una vez frente al fuego el anciano dijo "Aquel que no le teme a su propia espada no merece portar una".

Una noche el viejo se encontraba frente al fuego sentado, Inas después de estirar las piernas un rato llegó a su lado, no emitió ningún ruido lo único que se escuchaba era el recurrente gemir del fuego, al joven aprendiz le llegó una duda de la nada.

-¿De dónde sale tanta fuerza como para partir cualquier cosa?

-¿Qué fuerza?- dijo el viejo levantando la vista y mirando a Inas.

-La que utilizo para romper rocas por ejemplo- después de pensar un rato.

-Para mi esta fuerza nace de tres pilares, el primero son tus sentidos, cada sentido potencia tu fuerza interior manteniendo tu cuerpo siempre en equilibrio, si uno falla otro se potencia y así, pero no siempre puedes confiar en tus sentidos, son ingenuos y se dejan engañar fácilmente, el segundo pilar es el alma, el alma es la base de toda fuerza interior y exterior, pero este pilar es frágil y puede ser corrompido con el tiempo, el ultimo pilar son los sentimientos, este pilar da origen a la fuerza, la fuerza que utilices puede verse afectada por tus sentimientos en ese momento, aumentándola o disminuyéndola dependiendo de cada sentimiento, pero no te dejes llevar por tus sentimientos ya que te pueden llevar a tu perdición, lo que básicamente debes buscar es...

-Un equilibrio entre todos los pilares- dijo Inas anticipándose.

-¡Exacto!

-Lo que representan estos pilares son las patas de una mesa triangular donde se encuentra encima tu cuerpo, si uno de los pilares es cortado o crece mucho tu cuerpo caerá al piso- dijo Psycho.

-Esa es la idea, Psycho.

Inas y Psycho miraron sorprendidos al viejo, este solo sonrió, alguien descubrió su secreto.

-Tranquilo, lo comprendo, hace años tuve también otra personalidad.

-¿Qué le paso?- intrigados Inas y Psycho.

-Murió.

Inas pensó el como murió su otra personalidad, pero no encontraba respuesta.

-Es hora de dormir, vamos- dijo el viejo.

-¡Sí!

Ya cansado el joven aprendiz se tiró en su tienda pero no se durmió, seguía pensando en como el viejo suprimió a su otra personalidad.

Era una noche estrellada, el mar se veía desde el fondo alumbrado por la luna, la cual transmitía su luz tras el planeta, se veían dos carpas sobre un risco, una estaba abierta, Inas, después de intentar dormir varias veces lo logró, pero tenía un mal presentimiento, se levanto para tomar un poco de aire, sólo a un demonio le hubiera agradado el sentimiento de angustia que sentía Inas en ese momento, Psycho dormía aún, Inas que estaba a las afueras de su carpa sintió un dolor en la espalda, algo fue clavado en ella, Inas miro para atrás y vio al viejo con una navaja mirándolo con ojos rojos como la sangre, Inas no reaccionó, se quedó quieto ante la duda.

-Inas- dijo el viejo con tono de canto- así termine con mi otra personalidad ¡La maté yo mismo!- rió.

El viejo pateó a Inas y este cayó de frente, se dio vuelta con cara de temor, Psycho se había despertado pero fue herido por la puñalada.

-¿Cómo me daño eso?- gritó Psycho.

-En el cuerpo existen puntos donde la mente es dañada en ves de la persona en sí, puntos como la columna- dijo el viejo acercándose.

-¡Por favor para!- gritó Inas.

-No hasta que haya muerto el.

-¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!?- dijo Inas ya llorando.

-Eres mi mejor alumno y deseo lo mejor para ti, claro, lo mejor para ti es que esa otra personalidad desaparezca.

Cuando el viejo se acerco a Inas este se cubrió, pero de su herida brotaron cadenas de gran grosor, estas envolvieron al viejo suprimiéndolo, Inas se vio invadido por un sentimiento de ira gigante, cada vez apretaba más al viejo, más, más y más, el viejo gritaba para que parara, pero Inas no hizo caso, le gritó a Psycho, pero no hizo caso, los huesos del viejo fueron destrozándose poco a poco, hasta que una costilla rota se enterró en su corazón y termino su sufrimiento, Inas ya no lloraba, ya no tenía miedo, ya no sentía nada. Inas vio el cuerpo sin vida del viejo envuelto en las cadenas, pensó en anclarlo al fondo del mar, pero no sabía como, en ese instante las cadenas llevaron el cuerpo al mar y lo sumergieron para luego volver hasta Inas, este quedo mirando al mar. Después de un rato Inas se dio vuelta dándole la espalda a la vasta tumba del viejo.

-Adiós viejo- dijo Inas mientras las cadenas lo rodeaban y envolvían su cuerpo- Te extrañare- comenzó a caminar hacia la carretera con su rumbo antiguo.

En el camino encontró a las afueras de la tienda del viejo un chaquetón de color negro y retoques rojos, se acercó y se dio cuenta de que el bolsillo en el brazo tenia una nota, al abrirla mostraba una sola palabra "Gracias". Inas soltó la carta y esta cayó al piso, miro el chaquetón y se lo colocó, fue a su carpa y se colocó su bufanda negra junto a su mochila.

-La guerra- dijeron Inas y Psycho a la vez- La guerra nunca cambia, lo que tiene que hacer el hombre es cruzar los caminos con sus objetivos y determinación como arma- se puso su katana al cinto y camino.

Las cadenas lo envolvieron completamente y desparecieron, estas sellaron sus sentimientos, estas cadenas eran del metal mas duro de todos, el odio.

Las cadenas lo envolvieron completamente y desparecieron, estas sellaron sus sentimientos, estas cadenas eran del metal mas duro de todos, el odio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(Inas, dibujado por Jaklin Farías a petición del autor)

Entre Cadenas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora