I. Un deseo

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T.

El día que decidí salir de ese infierno, el mismo día que me quebré frente a Sabina, ella sólo quería un helado.

Un helado casi nos costó la vida.

Un helado puso punto final.

Por primera vez desde que Luciano se fue, Tabatha deseó tenerlo a su lado, que la abrazara y le susurrara al oído que todo estaría bien, mientras ella rodeaba con sus brazos protectores a la criaturita que los unía

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Por primera vez desde que Luciano se fue, Tabatha deseó tenerlo a su lado, que la abrazara y le susurrara al oído que todo estaría bien, mientras ella rodeaba con sus brazos protectores a la criaturita que los unía. Sabina no paraba de llamarla "mamá" entre hipidos y Tabatha no pudo hacer nada más que prometerle sin cesar que todo acabaría pronto, que los ruidos estridentes cesarían, que estarían bien y regresarían a casa...

Sin embargo, los balazos continuaron por horas.

Entonces, se hizo el silencio en la calle y Sabina siguió llorando.

La niña de los unicornios (DU #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora