Un gran reloj de metal marca las siete de la noche, hace mucho viento, las luces parpadeantes del alumbrado público han extinguido su luz seguramente después de años en funcionamiento.
Nate mira fijamente esas luces sin decir nada, creo que él se encuentra en medio del dolor o mejor dicho una lluvia de estrellas.
—Quiero que estés bien Nate.
—Nunca se está bien, la felicidad es un concepto tan complicado.
—Eso es porque así lo has decidido.
—Deja de cuestionarme Hayashi.
La tristeza en su mirada parecía invadir ese pequeño parque de Covell, su pesimismo… detesto su pesimismo, sé que soy una chica que ha sufrido mucho por ilusionarse en vano pero mantengo esa ilusión, Nate es lo opuesto.
—Susy —dijo mi nombre casi susurrando.
—Dime.
—¿Por qué me quieres tanto? soy un idiota.
—Que te puedo decir Nate, la vida me enseñó que un perfecto idiota es ese chico rubio de ojos azules en el equipo de fútbol que duerme con varias chicas, tú no eres así Nate Gardner.
—Lo era Hayashi, tenía todas las características del tal Matt Wilson, antes del accidente claro.
—En ese caso me alegra que ya no seas un idiota, te amo.
Me acerqué a él y lo besé con fuerza, la gente que caminaba alrededor se quedaba mirándonos, como si nunca hubieran visto a una chica que usa vestidos tipo Minnie Mouse como yo o a un chico con prótesis en vez de piernas vistiendo una bonita gabardina color negro. Pero la gente no importa, lo que importa es que estoy con el chico que amo.
—Hola ¿Cómo están? —la voz de una chica interrumpió nuestros besos.
—¿Ashley Winter? ¿Eres tú? te ves hermosa.
Ella dio una vuelta para mostrarnos su elegante vestido fucsia, en su mano cargaba el estuche de su violín.
—¿Qué haces aquí?
—En media hora será mi presentación de violín ante cinco mil personas, estoy muy nerviosa pero sé que todo saldrá bien.
—Te deseo mucha suerte, ¿Será en la universidad?
—No, es en el teatro de Covell a unas calles de aquí.
—Suena bien —exclamé.
—Pueden ir si gustan, además la entrada es gratuita —nos dijo.
—¿Qué dices Nate? ¿Quieres ir?
—De acuerdo Hayashi —masculló.
—Entonces vamos, de hecho John me está esperando en la entrada —añadió Ashley.
Me di cuenta que Nate no tenía muchas ganas de ir, pero no lo cuestioné, él necesita distraerse y ver más allá de su pesimismo.
John nos esperaba en la entrada, vestía un elegante traje color negro que le hacía verse idéntico a esos muñecos que ponen los pasteles de boda, una sonrisa torcida y esos grandes ojos azules eran también su carta de presentación.
—Susy Hayashi, tiempo sin verte.
John me besó la mano con caballerosidad ¿Acaso se cree príncipe? —me pregunté.
—Hola John, ¿Cómo has estado?
—Bien, no me quejo, pero mejor que yo se encuentra mi querida novia.
ESTÁS LEYENDO
Lluvia de Estrellas
RomanceSusy Hayashi ha emprendido un viaje, su corazón roto y el recuerdo de una estrella fugaz parecen ser su única compañía en un avión. Un país desconocido, nuevas experiencias y el dulce pero doloroso anhelo de "tener una metáfora" precisamente la llev...