Una voz en medio del bosque, una ligera brisa nocturna que recorre mi rostro, mantengo la mirada en un punto fijo y mi cuerpo no parece responder ni siquiera a la cercanía de Matt, hay algo más fuerte que él o mejor dicho alguien...
Debo estar soñando, lo que estoy viendo es prácticamente imposible...
Nate Gardner, el amor de mi vida, se encuentra frente a mí, con un listón rojo amarrado a su muñeca, lleva un pantalón corto que permite ver unas prótesis distintas a las que tenía, su camisa blanca se mueve con el viento y su gabardina favorita lo cubre del frío.
Tiene una expresión de seriedad en su rostro y su mirada es desafiante, segura y por supuesto azul.
Antes de poder decir palabra alguna mis párpados se cerraron bruscamente…
—Hayashi, te amo.
Escucho su voz y abro los ojos, lo primero que veo es su rostro, su piel luce tan pálida quizá por la baja temperatura en el bosque, esos ojos azules y la sonrisa traviesa que lo caracteriza, esto no es un sueño, Nate está aquí.
—Te dije en el aeropuerto que no sería el fin.
—Nate ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste a Haidren?
—Ya habrá tiempo para contarte todo por ahora déjame amarte, no he dejado de amarte, quiero que lo sepas.
Nos besamos de mil formas en solo un beso, las palabras sobran, es el beso perfecto de dos enamorados que se separaron y ahora están unidos de nuevo.
—¿Acaso tú eres ese chico que Susy ama? —preguntó Matt.
—Sí, mi nombre es Nate Gardner, y escucha amigo, no quise ser grosero pero debía impedir ese beso, sus labios no te pertenecen.
—Entiendo, en ese caso será mejor que me vaya, ustedes necesitan mucho de que hablar. Un gusto conocerte Nate, y Susy nos vemos luego, Buenas noches.
—Así que ese es el tal Matt Wilson del que me hablaste.
—Sí, ese es.
—Yo soy mucho más guapo.
—Lo sé —sonreí y desordené aun más su cabello.
—Bueno ya estamos juntos aquí, tenemos mucho que decir.
—Así es Nate, empieza tú, yo no sé que decir aún no asimilo todo esto.
—Bueno para empezar estoy aquí gracias a la pintura del vestido, la vendí hace unas semanas en la galería central de arte en Covell, después de incontables intentos y meses de frustración pude venderla y ahora se encuentra en esa galería.
Nate me mostró una fotografía, en ella se apreciaba la pintura colocada en una pared y él al lado de la misma.
—Me alegra mucho que hayas vendido la pintura.
—Y eso no es todo, en todo el tiempo que estuvimos separados quince pinturas fueron vendidas, tengo suficiente dinero. Mi sueño desde el momento en que te marchaste fue viajar hasta aquí y encontrarte, lo he logrado Hayashi.
—¿Cuándo llegaste?
—Ayer y adivina qué, caminaba por la ciudad y fui a una cafetería, tú estabas ahí y ni siquiera notaste mi presencia, me oculté con un menú —rió.
—¿Y por qué no te acercaste?
—Cuando iba a hacerlo Matt se acercó a ti.
—¿Como supiste que él era Matt?
—Es obvio, rubio de ojos azules, Ciudad Loto y mi novia en un estado de shock; lo supe de inmediato, por cierto que bonito vestido rosa usabas ayer, eres tan bella.
No he dicho nada y me aferro a él entre lágrimas, sus brazos son el mejor refugio, siento su aroma, acaricio su cabello y no dejo de besarlo.
—Un taxi me trajo a este bosque, llegué a tiempo.
—Me salvaste —le susurré al oído.
Nate me salvó dos veces, cuando me conoció en Gardeniet esa noche bajo la lluvia en la que lanzó un disparo al aire y también me ha salvado hoy cuando una estrella fugaz intento arrastrarme de nuevo.
—No he dejado de amarte Hayashi.
—No he dejado de amarte Nate.
—Te extrañé tanto que ese día lancé mi celular al lago, no quería conformarme con hablar por mensajes con la chica que amo, ambos merecemos más que eso por eso vine del otro lado del mundo para quedarme contigo, jamás me iré de aquí.
—¿Y en dónde te estás quedando ahora?
—En un barato hotel con paredes desgastadas, por cierto la ciudad es maravillosa, ya quiero visitar las galerías de arte.
—Te acompañare a todas y cada una de ellas —exclamé.
—¿Y tú? ¿Dónde vives Hayashi?
—Tengo un apartamento, también un buen empleo en una revista.
—Genial.
—Me siento un poco débil de la impresión, llévame al apartamento.
Nate me cargó sobre sus hombros.
—¿No es demasiado peso? ¿Te duele?
—Puedo cargarte Hayashi —afirmó con ternura.
Sigo sin creer que el chico que amo ahora se encuentre en el sofá de mi apartamento regalándome sus sonrisas traviesas y sus besos intensos.
—Es un hermoso vestido rojo el que llevas puesto, pero le falta algo.
Nate ha soltado el listón rojo amarrado a su muñeca, el mismo que fue testigo de aquella separación tan dolorosa que de ahora en adelante solo será un mal recuerdo. Ahora lo coloca en mi cabello de la manera más romántica en la que un listón pueda ser colocado.
Feliz, la palabra perfecta para describir este día.
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Lluvia de Estrellas
RomanceSusy Hayashi ha emprendido un viaje, su corazón roto y el recuerdo de una estrella fugaz parecen ser su única compañía en un avión. Un país desconocido, nuevas experiencias y el dulce pero doloroso anhelo de "tener una metáfora" precisamente la llev...