Capítulo 17 | Reloj de arena

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Enero 2018

El tiempo ha pasado, el reloj de arena sobre el escritorio de mi oficina me recuerda que los días, los minutos, los segundos siguen su curso y no puedo hacer nada para detenerlos.

Sigo siendo Susy Hayashi pero a la vez no lo soy, no soy más esa chica que vivía sufriendo a causa de sus dulces sueños, de igual forma no he olvidado la importancia de soñar, nunca dejo de soñar, la diferencia es que ahora manejo mejor mis emociones al hacerlo, soy realista, soy soñadora.

Trabajo en la revista Vanguardia F, soy la asistente personal de la señora Samantha Hart, la directora creativa, es una gran persona y una carismática jefa. Incluso antes de comenzar a trabajar aquí ya la conocía, ella es la madre de Brandon, un buen amigo que conocí cuando estaba en la secundaria.

Me encargo de la agenda de la señora Hart y algunos de sus asuntos con la revista, soy algo así como su mano derecha, ella dice que mi desempeño es maravilloso; Comencé como secretaria cuando llegué a la revista y pude ascender con mucho esfuerzo.

—Señora Hart, se ha cancelado la reunión del viernes.

—¿En serio Susy? ¿Ya le avisaste a la subdirectora?

—Ya lo hice, también he cambiado la fecha de la cita con el señor Wayne de publicidad.

—¿Por qué cambiaste la cita?

—¿En serio no lo recuerda señora Hart?

—Disculpa Susy, tanto trabajo me está volviendo loca, pienso en mil cosas a la vez

—Lo sé señora Hart y créame que estoy haciendo lo posible por manejar sus asuntos de la mejor manera para que todo le sea menos pesado.

Samantha Hart es una excelente directora pero su trabajo es muy duro, todos los días caminamos rápidamente por el pasillo mientras hablamos de sus asuntos pendientes.

—Espera Susy ¡Detente!

—¿Qué sucede señora Hart?

—¿Cómo pude olvidarlo? el evento de caridad.

—Así es señora Hart, será este sábado.

—¿Ya encargaste el vestido verde menta de la Boutique Glitter que usaré ese día?

—Sí, me encargué de eso.

—¿Y la decoración?

—Está todo listo.

—Maravilloso Susy, eres tan eficaz.

—Gracias, nos vemos mañana a las ocho señora Hart.

—Perfecto, ¡Susy! espera, algo más.

—Ven estos días a trabajar, pero puedes tomarte el viernes libre, yo también necesito descansar.

—De acuerdo.

Mi horario es de 7:00 a.m. a 3:00p.m. he cumplido con un día más de trabajo, es hora de ir a mi apartamento, vivo en uno de los edificios más altos de Ciudad Loto, me mudé allí por la cercanía con el edificio de la revista.

Al llegar me quité los zapatos, me acomodé en el sofá y encendí la televisión, estaban pasando las noticias:

“…El fenómeno podrá ser observado en el bosque cercano al Parque Libertad”

“Entonces ya lo saben estimados televidentes, la noche del viernes podremos observar la lluvia de estrellas Cuadrántidas, definitivamente es algo que no pueden perderse”

Una vez más recordé a Nate, recordé nuestra metáfora. El dolor sigue vivo como el día en que nuestros labios se encontraron por última vez. No lo veo desde entonces, ¿Qué habrá sido de él? este dolor de no tenerlo ya se ha vuelto soportable y he seguido con mi vida pero jamás lo olvidaré, daría todo lo que poseo por verlo aunque sea unos minutos.

Es mejor que apague la televisión, ya desperdicié mucho tiempo deprimiéndome en el pasado. Tengo ganas de dar una vuelta por ahí, quiero distraerme.

Fui a la Boutique Glitter, quería estar realmente segura que todo estaba en orden con el encargo de la señora Hart, de paso me compré dos vestidos, uno color lila para usarlo en el evento, y un vestido color rosa menos formal para llevármelo puesto, también compré un listón del mismo color para adornar mi largo cabello negro.

El sol brilla con intensidad, el cielo despejado es romántico aun sin tener un novio para apreciarlo a su lado.

Me siento plena, camino con seguridad por la acera y observo el acelerado ritmo de vida que llevan aquellos que tienen un horario diferente al mío, soy afortunada al trabajar con la señora Hart, sus horarios flexibles son una bendición.

Me he acomodado en una banca del parque, llamo a Tina para conversar un rato antes que comience su jornada laboral en el restaurante más caro de la ciudad, ella es la encargada de recibir a los clientes en la entrada. 

Después llamé a mi hermano Chase, él no regresó a Gardeniet, ahora vive en una lujosa casa en las afueras de la ciudad.

—¿Qué haces Chase? estoy aburrida

—Escarabajo —rió— creo que llamas en un mal momento.

Se escuchaban los gemidos de una chica al otro lado del teléfono.

—Descuida, te llamaré luego, pórtate bien hermano.

Antes de morir de aburrimiento preferí caminar un rato más por la ciudad.

Giré con mi vestido rosa y sonreí un par de veces, el listón a un lado de mi cabello también se mueve con gracia. Algunas chicas que pasan a mi lado elogian mi atuendo, ¿Envidia? ¿Amabilidad? creo que ambas.

He ido por un café a Starbucks, debo armarme de paciencia, por alguna razón los martes siempre está lleno, hay doble fila.

Después de varios minutos en la fila pagué mi Frappuccino de fresa, pero esa bebida fue sujetada por alguien al mismo tiempo que yo lo hice.

Un Frappuccino y dos manos que se juntan; él se encuentra frente a mí.

Lluvia de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora