El desastre

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No todo estaba perdido, una nueva idea o más bien, oportunidad fue presentada ante los ojos de Uta, los médicos dieron otra posible solución...

Un trasplante de riñón.

Su grupo sanguíneo era el mismo que el del menor, Uta no lo pensó dos veces y ofreció uno de sus riñones para aquel trasplante.

Los médicos sin darle importancia a los ojos de Uta, que claramente revelaban demasiado, accedieron a la operación.

Obviamente un bisturí normal no logro hacer la incisión para la operación, así que el propio Uta tuvo que abrir su piel, los médicos extrajeron el riñón que necesitaban y luego procedería lo complicado...

Al descubrir que en verdad Uta era un ghoul, los médicos se asustaron, pero únicamente para salvar la vida de aquel paciente terminaron por conectar el riñón donado en el interior de Juuzou, este se acoplaba perfectamente, aunque todavía quedó conectado con una bolsa para que la orina no interfiriera en la sanación, estaba mucho mejor que toda la máquina del filtro.

Aquella pequeña donación no hizo ningún daño a Uta, este había sanado casi inmediatamente, a pesar de el temor de los médicos, nada fue dicho ante el CCG, Uta, durante toda aquella semana había permanecido en el hospital, ni siquiera descansaba, vigilaba a Juuzou todo el tiempo.

7 días en total bastaron para que retiraran la bolsa para contener la orina. Juuzou despertaba de vez en cuando aunque la comida de hospital era asquerosa, pero de algún modo en su boca sabía más asqueroso de lo usual. Así que estuvo una segunda semana apenas tomando agua.

Uta siguió allí, hablaba con él y trataba de que se sintiera mejor, le preocupaba que no comiera, la desnutrición no era una hermosa idea de lo que podría suceder.

- Juuzou... hey, lo siento, olvidé celebrar el mes que ya pasamos, sí, ya llevamos más de un mes juntos - Juuzou estaba adormilado así que apenas escuchaba - ¿Te pido una comida especial - preguntó al ver como aquel abría los ojos lentamente.

- No quiero comer - susurró el peliblanco.

- No quiero que mueras de hambre - Uta acarició los cabellos de su novio - me pondría muy mal.

- Pero no tengo hambre, no te preocupes.

Uta suspiró, asintió y terminó por levantar divertido un poco de la camisa de la ropa de hospital, increíblemente no había ningún rastro de la herida, lo tocó y no, nada, llamó a los doctores y estos divisaron de igual manera, no encontraron explicación razonable y solo le dieron salida a Juuzou sin discutir más.

- ¿Cómo lograste eso? - preguntó Uta en el camino a casa del menor.

- No lo sé - fue la respuesta del menor que se hallaba en igual confusión.

Pronto sonaron algunos gritos, probablemente provenientes de algún callejón en donde se cometía un robo o hasta un asesinato. El olor a sangre comenzó a hacerse presente en el ambiente.

Juuzou comenzó a separarse de Uta, dejándose llevar por el olor, que a él le parecía la comida más deliciosa que podían haber cocinado.

Uta gritaba su nombre y corría tras él, pero el menor lo ignoraba totalmente y seguía corriendo. Pronto se encontró con el cuerpo de una chica a quien habían apuñalado, probablemente en un asalto, esta agonizaba y trataba de moverse más no lo conseguía.

En uno de los ojos del menor se hizo visible un kakugan.

Inmediatamente sintió un hambre incontrolable. Uta ya lo había alcanzado.

- ¿Qué rayos? - Preguntó el mayor al ver el ojo de su pareja y se quedó paralizado.

¿Quién diría que era tan fácil crear a otro ghoul artificialmente?

Nadie había advertido nada sobre aquello, pero ciertamente era inesperado que el menor se convirtiera en ghoul de un momento a otro, sin previo aviso.

Uta no salía de su asombro. Juuzou terminó por abalanzarse involuntariamente al cuerpo de la mujer y mordió con fuerza su cuello arrancando un buen trozo de carne y tragando. Luego abrió los ojos como platos y tocó sus labios mirando al mayor.

Al fin se había dado cuenta de lo que había sucedido. Se alejó del cadáver y se dirigió a Uta abrazándolo con fuerza.

- ¿Qué es esto? - preguntó comenzando a llorar.

- Yo... - Uta dirigió su vista al menor y le abrazó con fuerza. - la verdad no lo sé... creo que el trasplante...

- Alteró mi ADN... - completó la frase el menor.

Ambos se miraron con asombro. Juuzou intentó pensar en lo bueno de aquel incidente.

- Bueno, ahora viviremos juntos y comeremos lo mismo ¿Verdad? - mencionó para tratar de relajar el ambiente de tensión.

- Y... tu trabajo, ¿Qué harás con eso? - preguntó Uta.

- Si no asisto más darán por hecho que estoy muerto. - aclaró el menor.

- Y ¿Si te ven? Podrán identificarte fácilmente y podrán deshacerse de ti.

- Eso no va a pasar...

- ¿Cómo dices?

- Tengo como novio al mejor fabricante de máscaras del mundo. - Juuzou sonrió - ¿Verdad?

Uta sonrió igualmente y levantó al menor del suelo para besarle.

De alguna manera ambos ya tenían claro que superarían eso y tendrían una vida normal.

Se abrazaron y terminaron yendo a casa de Juuzou, este terminó por tirar toda la comida que había en su cocina ya que nada le sabía bien y sólo quedó un pequeño tarro de café.

- ¿Por qué todo sabe a basura? - Preguntó Juuzou en tono infantil.

- Porque tus papilas gustativas ya no son las mismas de antes, además si comes como "persona normal" pueden haber deficiencias en tu salud. - aclaró Uta.

- Entonces... Ya no volveré a comer helados ¿Verdad? - el menor lloroseó un poco.

- Oww... No, lindo,  los hela...

- ¡Moriré!

- N-no... Es solo...

- Ya no comeré dulces... ni, las cosas que sabían bien antes...

- Juuzou...

- Ahora ya no soy yo... no comeré nada...

- ¡Juuzou! - Uta llegó al punto de gritar para obtener la atención de aquel - Lo siento... En verdad todo esto es mi culpa, pero no quería que murieras - soltó un suspiro con tristeza - ahora me queda claro como te sientes respecto a mí y cómo lo has hecho todo este tiempo...

Juuzou sollozaba y al escuchar eso no se tranquilizó, su labio inferior temblaba ligeramente y de sus ojos no paraban de escurrirse las lágrimas. Se dirigió a el mayor para abrazarlo pero fue rechazado.

Uta lo apartó con cierto grado de violencia y dando pasos largos y rápidos salió de aquella casa.

"Me hice falsas ilusiones aún sabiendo que no funcionaría" pensaba el mayor mientras caminaba a algún punto no definido...

Todo terminó por arruinarse.


¿Por qué no puedo matarte? | Uta x JuuzouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora