Lágrimas

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¡Perdón!, demonios, sí que tardé en actualizar esta vez, pero ya, al fin estoy aquí nuevamente. ¡Gracias por las 2.85k lecturas, no saben lo feliz que estoy por ello!

Sin más introducciones; comencemos.

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Por supuesto, ver llorar a su pareja le dolía, así que a pasos rápidos se dirigió a él, para brindarle un abrazo, que sin necesidad de decirlo, le expresó al menor un "Todo está bien", el pequeño hombre correspondió, sabiendo que estaba bien el abrazar a su novio, sollozó en su hombro y seguido de esto se dejó cargar por él.

- Soy inútil para ti, ¿verdad? - habló de repente. - No soy más que un estorbo, ¿no es así?

- No digas eso, Juuzou. - le reprendió Uta, apegándolo más a su cuerpo mientras, dejando aquella habitación como si hubiese ocurrido una masacre, caminaba hacia donde se encontraban los demás. - Eres completamente útil, eres aquello por lo que lucho y es por que siempre estás allí, haciéndome sentir feliz, brindándome tu presencia, la cual nunca dejaré de agradecer y de ser que fueras inútil, probablemente no estarías conmigo ahora, ¿sabes?, porque una persona inútil hubiese muerto en la primera batalla, pero tú eres fuerte, cuando eras un "cazador", te esforzabas por dar lo mejor de ti, aún si aquello te costase la vida; luego luchaste por sobrevivir aún cuando estabas malherido; y además, lograste que yo me enamorara perdidamente de ti.

Con cada palabra, las mejillas del pequeño iban adquiriendo un tono cada vez más rojizo, Uta, sin duda alguna, era perfecto.

Al ya estar nuevamente con los demás, las suposiciones de que él había asesinado a Yomo se hicieron presentes, bajó de sus brazos al menor y este, ya de pie se aferró a su pecho escondiendo su rostro.

- No está muerto. - dijo, al saber de las sospechas de los demás. - Y para el que se lo siga preguntando, sí, Juuzou es mío y no permitiré que alguien intente hacerle daño, además que tengan en cuenta de que ahora él también es parte de nuestra "familia."

Los presentes, se sintieron sutílmente intimidados por la voz de Uta, que se oía tan firme en ese momento, como el teniente de un ejército, todos acataron la situación y accedieron a aceptar al pequeño peliblanco,  se miraron entre sí y asintieron, acercándose todos al mismo tiempo para unirse al abrazo.

Sin duda alguna, parecían una familia, que a pesar de sus diferencias se aceptaban el uno al otro.

Y así es como debería ser, no de la manera deshonesta que lo hacía Yomo.

Porque sí, definitivamente todos habían aprendido algo de aquella experiencia, por mínimo que fuera, tan mínimo como saber que Yomo en realidad era un horrible ghoul y una amenaza, para todos, porque, sin respeto no había manera de que pudiesen convivir sin estar peleando la mayor parte del tiempo y de esa manera no podían considerarse una familia.

Definitivamente, tenía que alejarse, aunque fuera un  poco de él o por otro lado, con un "camino" menos drástico, pero a su vez, más complicado, hacerle entrar en razón.

Aquellos meses de allí en adelante, ciertamente habían sido de igual manera unos de los mejores que pudiesen haber experimentado, no tuvieron problemas y comenzaban a adaptarse todos a la presencia del pequeño peliblanco, de manera, que, con el apoyo que se debían mantener, le enseñaron a dominar de la mejor manera sus habilidades, a saber cómo controlarse o cómo, por el contrario, defender algo con todas sus fuerzas, le enseñaron su fortaleza, para lo que sabía, para lo que en realidad era bueno, le enseñaron todo aquello que en ningún otro lugar le iban a enseñar, incluyendo un perfecto entrenamiento, que al contrario de como solía ser el pequeño Juuzou anteriormente -un cazador de ghouls-, ahora era uno de ellos y vaya que era importante, ya que poco a poco, el tiempo les permitió encariñarse con él y hacerlo parte de su corazón, de cada una de sus vidas, no con el temor con el que temblaban a cada mención de su nombre con anterioridad.

Si bien, todo era bastante feliz en ese entonces, no podía haber nada perfecto, los agentes comenzaban a preguntarse en dónde se hallaba Juuzou, ya que si estuviese muerto en verdad, cuando pasaban por su casa no estaría aún como si alguien viviese allí, porque se le notaba con buen estado a la casa y para ya haber pasado algunos meses desde su desaparición estaba bastante limpia, sin telarañas o cosas por el estilo, además de que a veces comentaban ver las luces encendidas, tal vez, sólo tal vez consideraron que debían buscarlo, o visitarlo en tal caso, puesto que, sabían que quien fuera que estuviera en la casa debía conocer el paradero del peliblanco, y vaya que eso sería problemático. 

Pero, gracias al destino, el día en que un grupo de agentes decidió ir armado a investigar la casa del joven, él ya no se hallaba allí, las luces estaban apagadas y todo perfectamente cerrado -él se hallaba con su ahora nueva familia de ghouls, temporalmente, sin embargo regresaría-, sí se reflejaba que alguien vivía allí, pero no pudieron hallar algo que indicase que Juuzou se hallaba allí, terminaron por intuir que alguien había robado la casa, o algo parecido, de igual manera, a pesar de ser un agente importante anteriormente para todos ellos, siempre fue problemático, muy distraído y con sus extravagantes apariciones, su apariencia que para nada tenía que ver con un verdadero "paloma" y todo aquello que le hacía diferente de los demás, por eso, de alguna manera se sentían liberados, como si un ave hubiese abandonado el nido de la madre, sin embargo, tal como la madre en el nido, a ellos les hacía falta, porque habían casos de riesgo extremo en los que, a pesar de que no lo admitiesen, era necesaria su presencia, la presencia de un alma que no se rindiese, como lo era la de Juuzou.

Pero, Akira, la única conocedora del motivo por el cual el hombrecillo que tanto le agradaba se había ido y desaparecido, era a la que más le dolería aquello, aunque, de alguna manera tenía la seguridad de que él estaba en algún lugar y estaba a salvo, esperaba volver a verle algún día.

Y no se equivocaba...

¿Por qué no puedo matarte? | Uta x JuuzouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora