Una última vez

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Había costado, pero, habían llegado al taller. El menor se había regenerado, algo que resultaría grotesco de no ser porque ahora era un ghoul. El distrito 4 era peligroso, para cualquiera. Sin embargo, el trabajo de Uta siempre había tenido éxito, aunque últimamente no estaba allí a menudo. De seguro alguno que otro cliente le había extrañado.

Allí descansaron, al fin, de todo, absolutamente todo. Estaban, en términos someros, "seguros."

Se habían dormido en el suelo apenas llegar. Asegurándose antes de cerrar la puerta con seguro. No querían que nadie entrase allí después de todo.

...

Al despertar, Uta se aseguró de que ambos estuvieran limpios, por algún lugar, tenía entrada a un baño decente, en donde ambos se bañaron y retiraron las capas de mugre de sus cuerpos al fin. Uta le ofreció de su ropa al menor, algo que resultó tal vez un poco desastroso, puesto que para Juuzou aquellas prendas, eran enormes. Y tenía razón; porque, si para Uta, lo que usaba era holgado, para el menor lo era el triple.

Y entonces, Uta decidió retomar su puesto, puso el letrero de abierto y se sentó frente a su escritorio, siendo acompañado del peliblanco.

— ¿Recuerdas la primera vez que estuve aquí? — formuló el menor.

— ¿Cómo olvidarlo?

— Fue increíble.

— Estabas muy emocionado.

— Sigo estándolo. — jugó con las enormes prendas que traía puestas.

— Aquí sucedieron tantas cosas... — recordó su confesión, las cosas que acontecieron allí, problemas y demás.

Y entonces, inspirado por esos recuerdos, sacó de los cajones sus materiales y demás, Tomó una medida de máscara promedio y comenzó a fabricar algo; cosa que el menor decidió cureosear y observar con determinación. Uta fundía, cosía y pegaba cada parte, pintaba, detallaba, lijaba. todo en sincronía. Perfecto, simplemente, era algo que hacía unos meses no había hecho, sin embargo no perdió la práctica en ello. Estaba quedando sumamente increíble. Terminó en poco tiempo más del usual, ya que estaba concentrado plenamente en ello. Una obra de arte, tan inusual, con tonos ocre, negro y carmesí.

Y entonces, la puerta dio la entrada a un cliente. Como todos, aterrorizado, pues, decía que era la primera vez que conseguiría una máscara, por la situación actual. Uta estaba emocionado.

Con gusto tomó las medidas, formuló preguntas, para destacar el carácter y personalidad de aquél, para estamparlo de manera correcta en la máscara.

Fijó la fecha de entrega en un par de días y se dispuso a hacerla inmediatamente.

— En verdad te gusta lo que haces, ¿cierto? — interrogó el menor.

— Supongo que no gastaría mi tiempo en algo que no me gustase, ¿verdad?

— ¿Entonces yo no te gusto? — el menor hizo puchero. — Todo el día has estado casi ignorándome y trabajando, Uta. Yo... también quiero tu atención. — se puso en pie, causando que su pantalón se cayera. Sin embargo no le importó.

— ¡Claro que me gustas, pequeño! ¡Ven aquí! Lo siento... hace tiempo no venía y me distraje con todo esto. — el mayor corrió a abrazarle con bastante fuerza.

El menor rió, sintiendo como su cuello era atacado por besos. De repente sintió el deseo sexual. Hacía tiempo que no lo hacían. Para él, era un buen momento. Y al parecer, sus pensamientos fueron similares a los del mayor, quien fue a cerrar el taller y a guardar los materiales y aquello en lo que estaba trabajando, dejando el escritorio vacío, extendió los brazos y fue capaz de ver cómo su pequeño novio se abalanzó a ellos.

¿Por qué no puedo matarte? | Uta x JuuzouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora