Suyo

1.7K 113 6
                                    

Aquellas delicadas pero vivaces palabras del menor encendieron el fuego en más de un lugar de el cuerpo de Uta, este sonrió, con un ligero grado de malicia y dejó que el menor hiciera de las suyas retirando la toalla de su cintura dejando su, ya un poco erecto, miembro al descubierto.

- Soy tuyo ahora ¿Verdad? - preguntó el peliblanco con inocencia.

- Sólo mío. - fue su respuesta por parte de Uta.

Juuzou sonrió y comenzó a frotar su lindo trasero con la entrepierna de Uta, haciendo que su erección creciera y unos bajos y tiernos gemidos salieran de su boca.

Próximamente Uta se deshizo de la larga camisa que vestía el menor e invirtió las posiciones, atacando sus pezones.

Sus labios rozaron la rosada areola de los pezones del menor, los cuales se pusieron duros con facilidad, comenzó por la izquierda, mordisqueando y jalando un poco al tiempo que succionaba como si se tratase de un bebé tomando la leche de su madre; luego lamió una y otra vez, repitiendo el proceso en el otro lado mientras escuchaba los gemidos de placer de su novio, quien se estremecía debajo suyo.

Juuzou con torpes movimientos y las manos temblorosas se aferró del cabello de Uta, jalando un poco de este cada vez que sentía que una descarga de placer recorría su cuerpo de pies a cabeza.

- B-bésame -, pidió el menor entre gemidos con un tono de voz dulce y suave - por... favor.

Cumpliendo los deseos de su novio, Uta se acercó a los labios de este para depositar con ternura un beso en sus labios, un largo beso al que pronto se permitió el ingreso de sus lenguas a sus respectivas bocas, rozándose con suavidad una con la otra en un intercambio de saliva, sus labios se despegaban unos milisegundos para luego volverse a unir, todo tan coordinado y perfecto.

Luego de aquel húmedo beso, Uta se dirigió a la intimidad de Juuzou, besó la punta de su miembro y tomó su muslo derecho repartiendo besos a lo largo de este provocándole risitas nerviosas al menor a la par que algunos estremecimientos, su otra pierna fue acariciada con suavidad hasta llegar a sus glúteos.

Ambas manos de Uta se posaron en la retaguardia de el menor y con los pulgares estirando un poco la piel que rodeaba su entrada para dilatar un poco, luego su cabeza pasó a acercarse a aquel lugar y con su lengua comenzó a humedecer la entrada de Juuzou para luego tratar de introducirla en su interior.

Se escuchaban fuertes gemidos brotar de la boca de Juuzou, este miraba de reojo a Uta, hasta que sintió la humedad en su interior, lo que le hizo cerrar los ojos con fuerza y estremecerse violentamente.

- U...Uta... ¡Ahh!... Ahí... n-no se mete.... la ngh... len-lengua... - tartamudeó Juuzou aferrándose aún más fuerte de los cabellos de su novio.

Uta ignoró casi por completo aquellas tímidas palabras y siguió lamiendo el interior de Juuzou, tratando de meter cada vez más profundo su lengua, sintiendo las paredes de el estrecho lugar contraerse y apretarse al igual que el calor de allí.

Al sacar su lengua la deslizó por los testículos de el menor y luego introdujo parcialmente el miembro de este a su boca haciendo rápidamente un vaivén, dándole más placer a Juuzou, quien gemía ya a todo volumen, con las mejillas totalmente sonrojadas y su pecho subiendo y bajando rápidamente, producto de su respiración bastante acelerada gracias a la felación de el mayor.

- ¡Métela! ¡Muévete fuerte dentro de mí! ¡Ahh!... ¡Q-quiero sentirte! - exigió Juuzou jalando con fuerza el cabello del mayor.

Uta se apartó de la intimidad del peliblanco y sonrió.

- Dijiste que te hiciera mío, pero pareces tú el que quiere dominarme a mí con esas órdenes - dijo Uta sarcásticamente, provocando así que Juuzou desviara la mirada e hiciera un puchero.

- S-solo hazlo - susurró el menor.

Uta lo abrazó con fuerza llenándole de pequeños, tiernos y graciosos besos el rostro.

Luego, el mayor acomodó su glande a la entrada de el menor, quien involuntariamente movió las caderas para sentir más de aquello en su interior.

Complaciendo sus deseos, rápidamente el pelinegro adentró su miembro al interior de su novio quien soltó casi un grito al sentirlo. La embestidas comenzaron de manera dulce y lenta.

Juuzou se aferró a la espalda de Uta y cerró sus ojos fuertemente gimiendo con cada embestida, cuando estas empezaron a intensificarse Juuzou involuntariamente puso sus dientes en el hombro del mayor, mordiéndolo con no mucha fuerza.

Uta sonrió ante aquel pequeño acto y comenzó a hacerlo cada vez más rápido, sintiendo aquellos dientes clavarse cada vez más hasta que unos pequeños hilillos de sangre comenzaron a salir.

Juuzou se separó un poco y le miró de alguna manera preocupado para luego lamer la sangre que había quedado y viendo como los pequeños orificios provocados por los dientes que había clavado allí, desaparecían completamente y la piel quedaba como nueva en pocos segundos.

- Sigue mordiendo, no me va a pasar nada - aclaró inesperadamente, Uta, provocándole una sorpresa al menor.

Luego de algunas embestidas más, Juuzou comenzó a arañar la espalda de su novio y a mover también las caderas, sintiendo como el miembro del mayo había llegado a tocar un punto en su interior con el que se volvía totalmente loco de placer.

- ¡Ah! ¡A-ahh! ¡Ahí!... - gimió Juuzou.

Llegando rápidamente al orgasmo, Juuzou hizo su cabeza hacia atrás, abriendo su boca un poco, dejando que un delgado hilo de saliva se escurriera de allí, cerró sus ojos con más fuerza y se estremeció contrayendo su entrada y corriéndose, llegando a manchar su propio rostro.

Esa imagen tan erótica ante los ojos de Uta hizo que este también se corriera, llenando el caliente interior del menor.

Luego tomó con cuidado el rostro delicado y angelical del menor para lamer las pocas gotas de semen que habían llegado allí.

De a poco, Juuzou abrió los ojos y sin parar de jadear miró a Uta quien se hallaba en el mismo agitado estado.

Uta salió de la entrada del menor y se recostó a su lado, completamente agotado gracias a toda la actividad que tuvo en ese día, el éxtasis y los demás factores del cansancio. Pronto cerró sus ojos y comenzó a dormir plácidamente.

Juuzou le miró con alegría y unas pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos, claramente, de felicidad, la felicidad de estar junto a su pareja y sentir que nadie podía separarlos. Tomó la sábana y los cubrió a ambos, apegándose más a Uta y tomando uno de los brazos de este para pasarlo por encima suyo, le deseó silenciosamente las buenas noches y se durmió a su lado...





................

N/A: Esto lo hago única y exclusivamente para avisar que esta historia está llegando a su fin, que si tengo tiempo e inspiración haré un especial de navidad y... ya.

Gracias por leer ^-^, gracias a las personas que votan y comentan, no saben lo feliz que me hace eso.

¿Por qué no puedo matarte? | Uta x JuuzouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora