Capítulo dos.

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SKY VANELLOPE

Kingsley y Minerva se dirigían a una casa que se encontraba al otro lado de la calle, se trataba de una casa de dos pisos muy vieja, y demasiado sucia, de color azul, y con vidrios opacos por la mugre. El ministro toco con elegancia la puerta, Minerva lo miraba expectante, sin duda alguna preguntándose si esa era la dirección correcta.

-Me parece que no hay nadie- dijo McGonagall cuando Kingsley toco por quinta vez.

-Supongo que el joven Kef debe estar con sus... Amistades- dijo el hombre.

Al tiempo en que se disponía a tocar la puerta una vez más, un joven un tanto rechoncho llegó por el frente, flanqueado por una chica un par de años más grande, y un joven de su misma edad muy flacucho, los tres ofrecían una pinta muy peculiar, eran el tipo de vestimentas con la que las mayorias de las personas identifican a los malandrines.

-¿Quiénes son?- preguntó bruscamente el joven de en medio.

-Joven Kef- dijo el ministro- es un gusto encontrarlo.

-Él preguntó quienes son- dijo la malhumorada chica.

-No es el tono apropiado jovencita- corrigió la profesora.

-Mi nombre es Kingsley y ella es Minerva, hemos venido a tener una charla con tigo, Charlie.- dijo un Kingsley muy risueño.

-¿Para qué quieren hablar con migo?-soltó el gordo joven.

-Supongo que no querras hablar frente a tus amigos- respondió Kingsley.

Charlie Kef miró con desconfianza a los mayores, seguramente por su extravagante atuendos,pero evidentemente la curiosidad le ganó.

-Los vere mañana, chicos.

Ellos lo miraron sorprendidos, pero sin decir nada se marcharon.

-Escucho-dijo Kef.

-¿No nos invitaras a pasar?- sonrió Kingsley.

Charlie miró hacía su casa, y con las mejillas coloradas, negó con la cabeza.
-De acuerdo-soltó McGonagall-Veras Kef, hemos venido a...

-¿Cres en la magia Charlie?- interrumpió el ministro.

-¿La magia? ¿Se burlan de mí?-soltó ofendido.

-No es ninguna burla, es una simple pregunta.

Charlie los miró como si lo hubiesen insultado.

-Quiero saber quiénes son ustedes.

-Yo soy Kingsley shacklebolt, ministro de magia, y ella es la profesora McGonagall, es directora de Hogwarts.

-¿Ministro de magia? ¿Hogwarts? No soy tonto, ninguna profesora ni mucho menos un ministro se vestirian así.

-Cuidado con ese tono, ¿no lo ves Kingsley? Es claro que es el chico equivocado.

-Charlie, yo sé que en el fondo sabes que la magia existe, sé que sabes que somos magos, y sé que no es la primera vez que me ves.

Ambos hombres se miraron a los ojos.

-Usted me ha seguido- dijo tranquilamente Kef.

-Un par de semanas, sí.

-¿Por qué?

-Creímos que tal vez te gustaría ser uno de nosotros-le dijo McGonagall.

-¿Uno de ustedes?- se extrañó Kef-pero si yo no soy un mago, soy normal.

-Un muggle, así los llamamos-le sonrió el hombre- verás, Charlie, nuestro mundo se encuentra en aprietos, y necesitamos a personas como tú, que crean en la magia, y que creemos estarán dispuestos a ayudarnos.

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