Fernando. - Señora. . . (Se pone rápidamente su americana, que ha traído al brazo.)
Cora. - ¿Es usted empleado de la casa?
Fernando. - Secretario y cronista.
Cora. - Espero que no me habré equivocado. Es aquí la. . .
Fernando. - La fundación del doctor Ariel.
Cora. - Exactamente. ¿De modo que es verdad? ¡Estupendo! Ya tenía miedo de que fuera broma. ¿Tienen ustedes un sitio libre?Fernando. - Siempre. Aquí no se pregunta a nadie de dónde viene ni a dónde va. Puede usted contar con el pabellón Azul. ¿Caso muy urgente?
Cora. - No. . ., le diré. Desde luego, debo confesarle que yo no traigo el menor propósito de matarme.
Fernando. - Ah, ¿no?
Cora. - Soy artista, ¿sabe? He triunfado en cien países; desdichadamente los años van pasando, las facultades disminuyen. . . Y cuando disminuyen las facultades no hay más remedio que aumentar la propaganda. No sé si me comprende.
Fernando. - Creo que sí. Usted necesita un suicidio-propaganda con negritas del doce y fotografías a tres colores en las revistas. Y desde luego, sin peligro.
Cora. - Exacto, exacto. Es usted muy inteligente.
Fernando. - Psé, me defiendo.
Cora. - Me parece que nos vamos a entender perfectamente. En cuanto al precio, no importa.
Fernando. - Ni a mí; ya le haremos una cosa que esté bien. ¿Me permite los datos de su ficha? (Toma una del fichero y anota.) Profesión: artista.
Cora. - Cantante de ópera.
Fernando. - Cantante ¿Española?
Cora. - Internacional; nací en un barco.
Fernando. - Edad. . . ¿Le parece bien veinticuatro años?
Cora. - Gracias.
Fernando. - Veinticuatro. ¿Su nombre?
Cora. - Cora Yako.
Fernando. - Cora Yako. (Recordando de pronto.) ¡Cora Yako!. . . Pero. . . ¿es usted Cora Yako en persona? ¡Oh, déjeme estrechar sus manos!
Cora. - ¿Me ha oído usted cantar?
Fernando. - ¡Nunca! Pero es lo mismo. ¡Que gran idea la suya de venir aquí!
Cora. - ¿Qué quiere? Es de lo poco que me faltaba por intentar. He tenido en mi carrera duelos, escándalos, un naufragio. . .
Fernando. - Ha estado usted casada con un rajá indio. Se divorciaron en California.
Cora. - Ah, ¿lo sabia usted?
Fernando. - Soy periódista. Los periodistas nos enteramos de todo por los periódicos. (Contemplándola encantado.) ¡Cora Yako! ¿Me perdona que la deje sola un momento? Hay alguien en la casa que tendrá el mayor gusto en atenderla. Voy por él. ¡Cora Yako, Cora Yako! (Sale.)
Cora (mirándole ir). - Simpático muchacho. (Curiosea en torno con la mirada. Se fija en el Amante Imaginario, que llega por el extremo opuesto como una sombra romántica sin rumbo. Viene deshojando una margarita. Se sienta. Suspira.)
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Prohibido🚫 Suicidarse🔫 En Primavera🐦
RandomEste libro relata el sentido de que el suicidio, es una salida falsa que toman aquellas personas que se hunden en un mar de desesperanza sin rumbo.