"a diez días de su desaparición, la joven estudiante de último año de Lingüística, Andrea Weiss fue vista por última vez en el centro de salud de la ciudad..."
Entonces todo se vuelve borroso, confuso.
Llevaba diez días sin dormir bien, buscando por todos los lugares de la ciudad a Andy, calmando a su familia, calmándome a mí mismo, buscando respuestas. Tres días en los que mi mundo se había detenido mientras el de todos los demás seguía su curso. El trabajo en la empresa de Asís, la universidad e inclusive las cuentas a pagar no se detenían para ayudarme a sobrellevar este dolor, no. Su misión era recordarme que la vida seguía adelante, que todo se paga, que el dinero te hace vivir.
- Necesitas descansar, te despertaré si ocurre algo nuevo – Edgard se había enterado de la situación y a penas vio el noticiero consiguió mi dirección y apareció junto a su hermano y sus amigos del equipo para ayudar a buscar.
- Debo salir a buscarla- murmuré pasando mis manos por mi cabello dándome ánimos para levantarme del sofá
- Has salido tres veces y no hay nada, William- murmuró con pesadez- los chicos están recorriendo las calles
- Ellos no la conocen como yo- me puse de pié caminando hacia las llaves del coche
- William. Necesitas estar bien para cuando la encuentren. Si sigues así vas a caer y serás un completo idiota e inútil- palmeó mi espalda una vez y fue suficiente para que dejara de caminar y me volteara a mirarlo
- Debes avisarme... por favor, cualquier cosa debes avisarme
- Te lo juro- me guió hasta la habitación y una vez entré cerró la puerta dejándome en la privacidad. Éramos solo su cama y yo.
Recorrí el espacio en silencio, mirando cada rincón; su ropa, sus aretes, sus zapatos, su aroma aún presente en algunos espacios, sus cuadernos... toda ella estaba en esa habitación pero su esencia y vitalidad era la que más dolía. Había perdido al amor de mi vida, a la persona que me había hecho creer otra vez en las personas, en las sonrisas sinceras, los buenos deseos, en el amor.
Me senté en la cama y tomé su pijama entre mis manos, aspiré su olor de forma brusca buscando inundarme de él hasta despertarme del sueño y tenerla a mi lado. Hace tres días que hacía lo mismo y no daba resultado.
- Tienes que volver, Andy...- susurré mirando hacia la nada y dejé que las lágrimas inundaran otra vez mi rostro, consumieran mi alma, mi voz, mi cuerpo entero, mi vida.
No sé cómo ni cuánto tiempo después me dejé caer en la cama y me dormí. Seguramente no pasó mucho después de entrar al dormitorio puesto que el cansancio aumentaba con el dolor y la angustia. No había parado en todo el día.
- Shht... no metan bulla – sentí unas palabras a lo lejos y un aroma mediterraneo volando cerca de mi. Me sentí desesperado y enojado, eso iba a quitar el aroma de Andy de la habitación y entonces no habría nada que me recordara a ella. Abrí los ojos rápidamente e intenté ponerme en pié
- Tranquilo... William, hijo. No te asustes...- la mamá de Andy se veía tano mas cansada que yo, los años, las marcas en su piel, las bolsas oscuras bajo sus ojos la delataban sobre el dolor que estaba llevando. Tragué saliva y cerré los ojos. Les estaba fallando a sus padres también- Deja de cuestionarte, hijo... no es tu culpa- se sentó a mi lado y acarició mi cabeza tal como lo hace una madre con su hijo.
- Yo...- murmuré con dificultad- lo siento tanto- dejé salir un flujo atropellado de aire mientras lloraba en su hombro- les fallé, le falle a ella- me cuestioné y reproché apretando mis ojos con mis manos.
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Pase lo que pase [DETENIDA]
Romance[Sujeto a edición constante] Andy Weiss es una estudiante de lengua de 22 años que vive la vida siguiendo el curso que esta deba tomar. Es lista, muy guapa, olvidadiza y poco aventurera, gracias a esto último nunca fue una chica popular. William B...