Tras el paso de las últimas horas mi cabeza se había vuelto un lío. tenía que pensar en la oferta laboral de la universidad, en el viaje a España, el término de contrato con la empresa de Asís y la salud de Andrea. Este último aspecto me tenía bastante nervioso, sabía a la perfección que mi familia la buscaba con desesperación, había logrado ocultarla, por unos días, de Gabriel y por sobre todo de Asís, quien había contratado a varias personas para obtener información sobre el paradero de Andy.
Esa mañana desperté ansioso de escuchar al doctor decir "ella está mejorando" y poder llevarla conmigo a España para que lograra rehacer su vida, si... lo último que había pasado por mi cabeza era que terminara el último curso de su carrera y obtuviera el título en España. ella merecía una vida tranquila lejos de Asís, de Gabriel y por qué no, de Verónica. No se lo había propuesto formalmente al necesitar un veredicto del doctor que la trataba. Por mi parte debatía mi corazón pensando si lo correcto era permanecer a su lado o dejar que emprendiera su camino tranquila, sin el rastro y huella de los Baker atormentando su hermosa vida... La amaba, de eso estaba incondicionalmente seguro; lo que me hacía sentir cada vez que acaricia mi mentón, sus besos húmedos, despertar junto a ella y ver esos hermosos ojos café mirándome con atención, buscando saber que todo estaba bien.
Lo cierto es que la llamada de Asís me sacó de mis pensamientos y me apartó de esa ensoñación en la que sólo vivíamos ella y yo. su dura voz exigiendo verme me hizo recordar el tiempo en el que decidí estudiar lengua y no seguir sus pasos con los negocios... su voz determinante, furiosa y exaltada sus ojos desorbitados y el sudor que comenzó a hacerse notar por su rostro y su cuello. En seguida debí cancelar mis planes de acompañar a Andy al médico y a pesar de sus insistencias de poder ir sola me contacté con su madre para que la acompañara. por mi parte todo era incierto, quizás no me dejaría volver a la casa, me mandaría en un viaje rápido, descubrió a Andy y tantas cosas que podían ser, todas pasaban por mi cabeza haciéndome estremecer.
Y aquí estaba yo, conduciendo tras una mañana en la oficina de la universidad en dirección a la empresa de Asís, mi padre. mi maldito padre.
Estacioné en un lugar estratégico, cerca de la entrada pero lateral, eso me daría oportunidad de salir corriendo, abrir el coche y marchar a toda velocidad para buscar a Andy y comprobar que estaba bien, que no iríamos hasta que ella pudiera rehacer su vida tranquila, si este malestar me involucra tendría que dejarla. Por tranquilidad hacia ella, por su bien. bajé del coche y dejé las llaves puestas, el vehículo abierto listo para arrancar.
Tomé una respiración profunda. arreglé mi corbata y me dispuse a caminar a paso seguro, no podía mostrar debilidad, inseguridad, miedo.
Me abrí paso entre los trabajadores y caminé con el rostro serio directo a la oficina de Asís. por el reflejo de la sombra supe enseguida que se encontraba de pie caminando de un lado a otro como un león enjaulado y hambriento dispuesto a atacar a quien primero cayera en su espacio. Entré sin golpear, abrí con rapidez y me introduje dentro de aquella espaciosa sala mirando fijamente la figura de Asís que entonces dejó de caminar
- ¡¿cómo se te ocurrió hacerme esto?!- estampó sus puños sobre el escritorio con sus ojos inyectados en cólera mirándome con impotencia- ¿Te crees mejor que yo?
-no sé de qué hablas...- alcé los hombros levemente evitando dejar en evidencia el frío que recorría mi espalda y cómo sudaban mis manos. lo sabía, él sabía sobre Andrea
-¿no sabes?... ¡¿dices que no sabes?!- acortó la distancia que nos separaba con un par de pasos y alzó la mano por sobre su cabeza para impulsar la cachetada que segundos más tardes fue a dar en mi rostro- ¡¿cómo dejaste que el estúpido de Gabriel arruinara mis negocios?!
YOU ARE READING
Pase lo que pase [DETENIDA]
Romance[Sujeto a edición constante] Andy Weiss es una estudiante de lengua de 22 años que vive la vida siguiendo el curso que esta deba tomar. Es lista, muy guapa, olvidadiza y poco aventurera, gracias a esto último nunca fue una chica popular. William B...