Bueno, esto, como la última, no a sí se puede considerar una reflexión. El tema es que la escribí pensando en todos esos fumadores, activos o pasivos, que se mueren por su vicio. Que cuando llega el momento, sus pulmones están devastados y no pueden inhalar lo vital. Entonces acá vamos:
Morirte ahogado. Intentar inspirar una minúscula bocanada de aire que no llega. El oxígeno que no entra a tus pulmones. Ese impulso de abrir la boca e intentar. Intentar. Porque eres resiliente. Pero te quema. Tus entrañas se incendian de adentro hacia afuera. Y el vacío. El vacío que no puedes llenar. Tus pulmones se achican. Porque esas células cancerígenas fueron tomando todo el espacio. Durante meses. El espacio que era todo tuyo. Vital. Una a una se adueñaron de tus pulmones y no se van. Porque están para quedarse. Y te ahogas. Te sofocas. Y no puedes sacar tu cabeza para inspirar una minima gota porque estas lleno. Lleno de nada. Porque ya no hay. Y lo intentas nuevamente. Pero ya el vacío, el incendio, las celulas cancerigenas, el ahogo, el sofoco ya no importa. Porque ya no puedes más. Ya no pides más. Y te vas. Para respirar.
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Cómo mirar atrás y revivir en el intento
PoesíaLa escritura del disfrute y no del deber. Todos mis poemas están en crudo. Porque me gusta el arte de lo puro del momento, de decir cómo y cuándo lo siento.