Ya no hay un pulso de hierro que escriba mis poemas
Apenas se entienden mis palabras con estas manos y las uñas comidas
Las horas de sueño desaparecen a medida que crecen agujeros negros bajo mis ojos
Ciento
Cincuenta
Mil cosas por hacer y el límite entre el dia y la noche desaparece
Todo se convierte en obligaciones
Y mi cerebro se derrite en mi cabeza y sale como lágrimas en mis ojos
La presión es tanta
Quiero correr a la meta estando adentro del agua
Donde los pasos se convierten en humo de mis músculos que queman
No queda tiempo
No quedan ganas
No quedo yo
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Cómo mirar atrás y revivir en el intento
ŞiirLa escritura del disfrute y no del deber. Todos mis poemas están en crudo. Porque me gusta el arte de lo puro del momento, de decir cómo y cuándo lo siento.