Percepción errante

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   El dolor de cabeza era horrible, no había forma de remediarlo, me lo había buscado.

  Me lavé el rostro con agua fría y volví a tirarme a la cama, el TIC-TAC no se detendría por mí. Tenía que ir al trabajo y tratar de sobrellevar el día.

   Fui hasta el hospital, solté un suspiro antes de bajarme del auto y me dediqué a hacer estrictamente mi trabajo.

- Doctor Koo... ¿ha desayunado? Se ve un poco decaído.

- ¿No tienes nada mejor que hacer como para fastidiarme tan temprano?
  
  No tenía intención de ser amable con ella o cualquier otra enfermera, ellas sólo iban tras de mí por razones superficiales. Aunque llegara a conocer a alguien, estaba seguro de que nunca me amaría como Kim JinHwan lo hizo en aquellos tiempos.

- ¿Doctor?... D-disculpe si molesto... -. La mujer se veía nerviosa, tal vez por haberme escuchado segundos atrás.

- No molesta - me levanté para mostrarle una reverencia a la señora de unos cuarenta y tantos años de edad - ¿En qué puedo ayudarle?

- Quisiera que, ahora que estamos solos, me dijera qué tan efectivo es el transplante.

   La hija de aquella mujer tenía el mismo problema que él tenía.

- La probabilidad de que fracase es de una en cada cien mil pacientes.

- ¿Tiene idea del costo?

- Lamentablemente no manejo esos detalles, primeramente debe esperar por un donante, si quiere saber el costo de la operación debe ir a la sección administrativa del hospital.

   La mujer se encontraba perdida en sus pensamientos, la cuenta regresiva para que dejara de latir el pequeño corazón de su única hija había empezado.

   - Mi padre, hizo una operación  donde la probabilidad de que sobreviviera su paciente era de una en cien mil; fue hace once años.

Me asomé a la ventana dándole la espalda a la madre desesperada. Mi respiración empañaba el vidrio por la cercanía opacando mi reflejo.

- El tipo de sangre de su hija es común así que no pierda las esperanzas hasta el último segundo.

- Iré a preguntar el costo -. Sonreí al oír el entusiasmo en su voz.

  Mis mejillas se quedaron congeladas en esa posición mientras observaba mi reflejo por el cristal transparente. No recordaba que mi sonrisa se viera tan apagada. ¿Desde cuándo?

  Había olvidado la sensación de reír a carcajadas hasta que me doliera el estómago y esa sensación en el pecho que  se sentía llena de una dulce calidez.

   Él siempre me mostraba  una hermosa sonrisa aún estando triste.

- El tipo de sangre era B- ... Lo que hizo que la probabilidad de salvarse, fuera de una en un millón. Y él...