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Con la vista perdida en las cortinas casi transparentes que eran arremetidas por la brisa adentrándose por la ventana que, se había abierto de manera repentina; fui torturado por la canción que se oía en algún lugar cercano, casi imperceptiblemente, tan suave que al principio creí que alucinaba.

Inmóvil como un objeto inanimado más de aquella habitación dejé que se consumiera el cigarrillo entre mis dedos, una pequeña mariposa se encontraba atrapada entre las cortinas agitando sus alas desesperadamente intentando escapar.

Como si fuese un preludio por parte de la madre naturaleza.

La mariposa logró salir por la misma ventana en contra de la corriente de viento, pequeña y tan fuerte.

Como él.

Y el celular sobre la mesa - en la que también reposaba el cenicero en el que iban a parar las cenizas de la llama extinta de mis cigarrillos junto con una taza de café a medio acabar, frío y con la marca del camino de una gota ya seca que casi tocaba la madera - comenzó a vibrar haciendo que le prestara atención.

Mi mano se detuvo antes de alcanzarlo por unos segundos, posteriormente, de manera titubeante, reanudé su movimiento para revisar el mensaje.

Y de nuevo, por sí sola, mi mente hizo aquel viaje al pasado ahogándome en los recuerdos de mis insignificantes acciones que desencadenaron un caos que dejaron huellas tristes que no podrán borrarse jamás.

- Te amo -

Mis labios se entreabrieron sin dejar salir sonido alguno, no estaba sordo, había escuchado bien, no tenía por qué pedir que me lo repitiera.

Su garganta hizo un ligero movimiento cuando tragó saliva con la mirada fija en mí esperando una respuesta, que no fue precisamente con palabras.

Estallé en una audible carcajada, quizás demasiado exagerada por el impacto sorpresivo de aquella confesión. Mi cuerpo se arqueó y llevé las manos a mi estómago, lágrimas se asomaron a mis ojos a causa de la risa que me era imposible parar.

Tenía que ser una especie de broma, aunque cuando frunció los labios descarté la idea. Tal vez tramaba algo.

- Si me citaste sólo para esto, me voy.

Sus largas pestañas ocultaron sus ojos cuando bajó la mirada al suelo, su garganta se movió ligeramente casi como si intentara deshacerse de un nudo en la garganta.

¿Quién sabe? - Me dije a mí mismo - Tal vez Kim sea un buen actor.

No dijo nada más por lo que le di la espalda aproximándome a la puerta que daba a las escaleras.

A mitad de camino mi paso fue cerrado por Kim Jiwon, quien ladeó la cabeza observándome con curiosidad al notar que no me aparté de su camino de la manera en la que estaba acostumbrado a que todos lo hicieran.

Percepción erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora