- Fragmento -

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Seúl, 21 de noviembre del 2005.

  Esto es diferente a cualquier otro tipo de dolor en el pecho. Esta sensación consume todo lo que llevo dentro, devorándome entero, esparciéndose como veneno letal en mis venas.

   Todo mi ser tiembla, no quiero que note cuan destrozado me siento.

"He sido utilizado"

   Lo vi, lo escuché, lo comprendí.

   Pero esa mano sigue allí sonteniendo la mía firmemente, con sus dedos entrelazados con los míos y su mirada buscando encontrarme  en el oscuro vacío de mis ojos.

   No brotan lágrimas, tampoco emito palabra alguna; su agarre se afloja lo suficiente como para dejarme ir. ¡Pero no me suelta!

Koo JunHoe, ¿tienes idea de lo que has hecho?

Ya creía estar dispuesto a olvidar lo "imperdonable"

   Pero, lo que me hiciste me dejó tan frágil que podía morir con el más mínimo roce sin cuidado. Volviste a hacerme daño.

¡Y ya es suficiente!

   Creía que no había nadie en el mundo que pudiera amarte más que yo. Nadie puede amar como yo te amo. Pero el dolor que ocasionaste en mí superó la magnitud de mi amor por ti.

   Me quebró las ganas de vivir, asesinó mis ilusiones, aplastó mis sueños y destrozó sin miramientos mis emociones.

  Es momento de dejarte ir.

   Su agarre me permitió deslizar mis dedos soltándome de él lentamente. Y no volteé a mirar atrás. Tampoco escuché su voz.

   Adiós Koo JunHoe.



Seúl, 23 de noviembre del 2005.

La avioneta de la prestigiosa familia Kim  desapareció en la tormenta.

Percepción erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora