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      Caminando sin rumbo terminé dando vueltas alrededor de la misma cuadra en un punto medio entre mi casa y el apartamento. ¿Qué estaba esperando?

Cuando terminé de auto-compadecerme me senté en la acera sin prestar atención a la suciedad en ella, en realidad nada me importaba. Mi mente se quedó en blanco y mi pecho dejó de sentir por un lapso de tiempo que no sabría medir con exactitud, pero las lágrimas caían trazando un cálido camino. Puede que la razón de su calidez se debiera a que era el llanto de mi corazón, quería exprimir cada pizca de sentimiento que siguiera habitando por Kim JinHwan dentro de él.

La decepción crecía en mí y sería falso si dijera que no esperaba un final distinto. Sentimientos contradictorios se enredaban obstruyendo el correcto funcionamiento de mi cerebro, una enmarañada tela de araña tejiendo de forma abstracta obligándome a volver sobre mis propios pasos, pero el resentimiento me pesaba como mil toneladas en los pies.

Había perdido completamente la noción del tiempo cuando un mensaje de texto me devolvió a la realidad. Era de mi hermano, nunca estaba de humor para él, pero convenientemente en ese momento deseaba distraerme de mi realidad con lo primero que se cruzara en mi camino. Él estaba en un mundo diferente, independizado y alejado de todo lo que tuviera que ver con mi vida; o al menos eso era lo que creía en aquel tiempo. Al abrir el texto descubrí finalmente cuán equivocado llegué a estar.

"¡Eres una basura!" – Al principio pensé que podía tratarse de un mensaje equivocado – "Estoy seguro que tú hiciste esto JunHoe"

Anonadado, por un instante mi mente divagó entre las posibles razones que originaran su irrebatible molestia, mas no hallaba un fundamento a su insulto.

Lo llamé un par de veces pero no obtuve respuesta alguna.

Revisando mi registro de llamadas sentí un vuelco en el estómago; ni Ah-Ri o mis padres habían vuelto a llamarme; incluso JinHwan no se atrevió a hacerlo. Se sentía como si de un momento a otro hubiera dejado de existir para los demás, considerando el reciente alboroto en mi vida cuyo normal caso hubiese sido recibir un montón de llamadas y mensajes de los distintos destinatarios. Extrañado por obtener la paz que internamente había rogado la paranoia hizo acto de presencia: Todo esto es muy raro.

Y como si tuviera una especie de habilidad telepática volví a recibir un mensaje, pero de la persona que ni siquiera se me había cruzado por la cabeza.

"Hicimos con él todo lo que quisimos, gracias por colaborar con nosotros Koo"

Un vídeo venía adjunto con el mensaje y me preocupé, discerniendo la gravedad de mi impulsiva acción, observé a mi alrededor dudando si abrirlo o no en un lugar público como en el que me encontraba, y entre mi demorada indecisión el teléfono empezó a sonar en mi mano. Atendí inmediatamente al ver que se trataba de mi padre.

Percepción erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora