No soy la Típica Chica

#11

Megan

Demonios, ¿ahora qué?

Me quedé callada, subí los pies al váter. Se escuchaba como reían, hacían correr el agua y... sí, también se escuchaba como hacían pis.

—¿Quién está en este baño? — pregunta alguno de los muchos que estaban ahí.

—No lo sé, creo que solo está cerrado con pestillo— aporta otro.

— Hey chicos ya vamonos— dice otro.

Solté un gran suspiro cuando oí un total silencio.

Salí silenciosamente, me aseguré de que no hubiera nadie y corrí a buscar al estúpido de West.

—Imbécil— lo tomé por el hombro cuando lo hallé.

—¿Cómo estuvo el baño? — se rió.

—Como tú, asqueroso— respondí.

Al lado de el había una chica que al escuchar mi frase no pudo evitar reir.

—Te gusta insultarme, eh, no importa nena, terminarás besando estos labios de todas formas— se acercó.

—Como te gustaría, maldito engreído—le di unos suaves golpes en la cabeza y lo alejé, me hubiera gustado golpearle en serio, pero ya tenía demasiados problemas.

—No te me alteres, ya te dije que de todas formas estos labios los besarás— me guiña un ojo.

—Claro que los besaré, cuando los cerdos aprendan a volar— también le guiñé el ojo.

—Tranquila mi amor, no es necesario eso— se rió.

—No me digas amor ni en tus malditos sueños— le advertí, no quería seguir discutiendo así que lo deje con la palabra en la boca.

Al correr hacia quien sabe donde choqué con algo, mejor dicho con alguien.

—Ya van dos choques eh— se ríe Collin.

—Lo siento— ayudé a levantar unas cosas que se habían caído.

—No importa, me iré acostumbrando— sonreí, me gusta su sentido del humor— ¿Y de quién escapabas? — pregunta.

—West— dije.

—Podrías explicarme con detalle quien es el, creo que ya me confundí— pide.

Suspiré, no quería hablar de él pero bueno.

—Él resulta ser ese estúpido chico engreído, popular, no se como quieras llamarlo, la cosa es que el cree que todas están muriendo por él. Pero a mí me vale un comino su vida así que no soy la típica chica que esta arrastrándose por él, y por tal el decide hacerme la vida imposible—le expliqué.

—Wow— se impresiona.

—Si, es un imbécil—giro los ojos.

—Ya lo creo, bien, ¿Megan, no?, debo irme— me sonríe y me da un beso en la mejilla.

—Adiós Collin— me despido con la mano.

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