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Capítulo con temática para adultos.

Se recomienda discreción.

[...]

¿Saben lo que es sentirte tan triste y trastornado, que ni siquiera las lágrimas podían salir?

Eso es lo que sentía Jungkook en ese momento, mirando a través de la lujosa ventana.

- Kook, se que no me lo pediste... - YoonGi entró a la habitación apenas iluminada que le había dejado a el menor. - Pero te traje tus cosas.

Jungkook giró la cabeza como el exorcista. ¿POR QUÉ YOONGI HABÍA HECHO ESO?

¿Que pensaría Taehyung? ¿y si Jungkook pensaba volver? ¿por que le preocupaba lo que pensara Tae? ¿por que si quiera iba a volver?

¿Por qué ahora si quería llorar?

Asintió, no iba a pelear con YoonGi, él quería ayudarlo.

Taehyung, te necesito.

- Sabes que quiero que estés bien. - Sintió la cama hundirse a un lado, girando el rostro se encontró con una expresión preocupada por parte de YoonGi, quien miraba anhelante los labios del menor. - A mi si me importas.

Con delicadeza YoonGi llevó su mano a la mejilla de Jungkook, acercándose cada vez más. Cerró los ojos, quizá esa era la única manera de aliviar su dolor, que al cerrar sus ojos, poder imaginar que era Taehyung quien estaba con él.

Pero no era Taehyung.

Giró el rostro de manera rápida, recibiendo un beso en su mejilla.

YoonGi suspiró.

- Que descanses, si me necesitas estaré en la otra habitación. - Terminó por decir YoonGi mientras se alejaba dejando al menor con sus pensamientos.

¿Por que se le tuvo que declarar a Taehyung?

Fue un imbécil, sobre todo porque ya sabía la respuesta del mayor.

¿Había esperado otra cosa?

Se dejó caer en las blancas sabanas, solo quería dormir y despertar en mil años, siendo otra persona.

Su celular no había sonado ni una sola vez de su mochila, ¿si quiera Taehyung notó su ausencia?

Miró el techo, ni siquiera le dio tiempo de tratar de enamorarlo, tratar de ganarse un poco su corazón. Que patético era perder antes de haber jugado.

Lentamente las lágrimas aparecieron, perdiéndose en su cabello, debido a que seguía boca arriba. Y lentamente después de haberse desahogado un poco, sus ojos comenzaban  cerrarse solos.

Ni en sueños podía librarse de él, aún sentía sus brazos rodeando su cintura, tan reales, tan cálidos y seguros.

Arrugo el gesto cuando sintió pequeñas gotas frías caer en su rostro, abrió los ojos aún adormilado, la jodida ventana estaba abierta y comenzaba a llover.

Fuck you © vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora