VI. Tercer candidato: Byakuya Togami. (I/II)

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Bite the bullet then pull the trigger hold tight

It's a feeling you know

Cry Out; One Ok Ready.

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Rodea el nombre de Togami tantas veces que le hace un pequeño agujero al papel de su libreta.

Pensarlo, desearlo es mucho más fácil que hacerlo.

No ayuda que Fukawa se le haya vuelto a pegar como una garrapata y tampoco que esté tremendamente irascible desde que se enteró de que ha perdido la ocasión de ver una escena "excesivamente trágica y llena de carga dramática". Asahina no entiende que es lo que pasa por la cabeza de la novelista y no solo con ese tema. ¿Por qué la ayuda cuando el candidato es Byakuya Togami? ¿Está intentando averiguar si de verdad tiene alguna posibilidad con él? ¿Es posible que Fukawa quiera probar hasta ese punto su relación unilateral con el rubio? No puede enfadarse con ella si ese es el caso.

Ha visto de primera mano lo mucho que duele la llama de la última esperanza. A veces uno simplemente debe saber cuándo decir basta y quizá es el momento de Fukawa. Quizá es el momento de jugárselo a todo o nada.

Dada la naturaleza de la misión el plan debe ser mucho más elaborado, deben tener mucho cuidado. Lo peor para Aoi es no saber cuál quiere que sea el resultado. Fukawa y ella por fin parece que se están llevando bien y, mierda, Sakakura y ella son terriblemente parecidos en el tema del amor. Eso hace que las convicciones de la chica se tambaleen como un castillo de naipes.

—Uhm... Si... si sale bien para Sakakura el tema de Togami yo... —carraspea—. ¡Yo te ayudaré a conseguir un nuevo príncipe! —le dice una tarde en la que están las dos solas, juntas, otra vez en el almacén de libros (nadie va allí, es el puto escondite perfecto).

Lo único que consigue con sus palabras, sin embargo, es que Fukawa se ría de manera histérica.

Y Asahina de verdad que no sabe cómo interpretarlo.

Todo se precipita una mañana.

Están desayunando en el comedor. Fukawa, Sakakura y ella (y Aoi sabe que Sakakura está mal porque no se queja de la presencia de la escritora). Es el desayuno más deprimente y melancólico de la maldita historia, según ella. Hasta sus queridos donuts parecen marchitarse como una flor ante la llegada del invierno y el invierno es, en este caso, el ánimo de los presentes.

Pero todo cambia cuando llega Naegi, como una exhalación, tan alterado que se choca de lleno con la mesa. El pobre muchacho pierde en el acto el poco aliento que le queda.

—¡Asahina, Sakakura...! —consigue decir, señala a Fukawa con el dedo índice ya que es incapaz de retener más aire en sus pulmones—. Tenemos que... ir... despacho de Munakata. Ahora. Urgente.

Sakakura es el primero en levantarse nada más oír esas palabras y Asahina no tarda mucho en seguirle. No la sorprende que Togami esté ya allí, sin embargo, si lo hace el ver a Hajime Hinata. Mira a su alrededor buscando a Souda o a Nevermind, sin embargo, no encuentra ni rastro de ellos. La duda se asoma en su mente, ¿tiene algo que ver con los remanentes? ¿Entonces no deberían estar todos allí? Ve los sendos ceños fruncidos de Togami y Munakata y suspira. En realidad, le da igual lo que sea. Algo le dice que no va a ser una buena noticia.

Cuando Munakata y Togami están en el mismo lugar nunca es una buena noticia.

—Uhm... ¡aquí estamos! —señala finalmente Naegi en un intento de romper el silencio tenso que se ha instaurado en la sala de reuniones y con esas palabras todo el mundo decide que es el momento de sentarse.

Objetivo: Un novio para Sakakura JuzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora