V. Objetivo: Revolución

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No me apoyo en ti, por temor a que te derrumbes.

Y por no apoyarme en ti, me derrumbo.

Alejandro Lanús.

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El resultado del segundo intento de conseguir un novio mono, adorable y amable que quiera a Sakakura toda su vida le deja algo claro a Asahina. No va a volver a confiar en un plan de Fukawa sin saber antes de que va el maldito tema. Sakakura sigue enfadado con Touko y ella no puede más que agradecer el no haber sido descubierta como cómplice (y mente maestra, en realidad). Aoi no quiere reconocer lo desastroso de sus planes pero, ¿cómo no hacerlo? ¿Cómo va a conseguir que Juzo se plantee darle una segunda oportunidad al amor si todos sus planes van siempre cuesta abajo y sin frenos?

Si tan solo tuvieran un candidato aceptable...

Alguien cuya sexualidad estuviera cien por cien definida como compatible con la de Sakakura. Ella quizá...

—¿En qué maldita cabeza cabe? —Juzo interrumpe sus pensamientos—. Esa mujer esta jodidamente loca. Me cago en todos los demonios que estuvieron presentes el día de su nacimiento. Hasta los remanentes que tenemos pululando por aquí están más cuerdos que ella, joder —el moreno continúa maldiciendo y Asahina intenta por todos los medios no defender a Fukawa. No quiere que la culpabilidad de sus acciones se le note en la cara.

—Bueno... quizá sus intenciones no eran tan malas —tantea, al final, porque es una bocazas idiota—. ¿Y si además de conseguir argumentos para sus locas historias tú hubieras encontrado alguien que te gustase? Ambos saldríais ganando, ¿no?

—¿Es en serio? —pregunta—. Lo estás diciendo en serio —sentencia en un susurro incrédulo. Mira frustrado lo que queda de su comida. Es uno de esos días en los que Munakata no ha dado señales de vida por el comedor. Es uno de esos días en los que el apetito huye de su cuerpo—. Mira, Asahina, sé lo que soy pero eso no significa que vaya a caer enamorado del primer chico bonito que me diga cosas agradables y, ¿qué coño? Makoto Naegi ni siquiera es un chico bonito —no es para nada su tipo, de hecho.

—No has dicho que Souda te parezca feo —puntualiza Asahina. Le parece curioso. Souda y Munakata se parecen como un huevo a una castaña.

—Ese estúpido mecánico tiene una... un cierto atractivo salvaje, lo reconozco, pero ese color de pelo y esa personalidad irritante lo arruinan completamente —descarta—. Y, demonios, me recuerda a veces a mí y es como... horroroso —tuerce el gesto y juega con su comida—. Al menos él tiene alguna posibilidad con la persona que le gusta —masculla quizá demasiado alto.

Sakakura está bajando la guardia.

—Vale, vale, ninguno de ellos es tu tipo, ¿de acuerdo? Lo capto, ¿entonces cuál es? —Asahina lo mira fijamente y chasquea la lengua—. Ya, ya, pero, ¿quién más? ¿El yakuza?

Y él sabe que no debe hablar de esas cosas en un lugar tan público pero, por una vez, deja que la guardia siga bajando.

—Ugh, ¿estás loca? Le saco como tres cabezas —replica el exboxeador—. Además, imagina lo que diría esa loca "el boxeador y el cabeza de la yakuza, apuestas ilegales, sangre, drama, romance y sudor, je, je, je" —la pobre imitación de Fukawa hace que Aoi ría un poco.

Cae como una muralla asediada.

—Oye, pues tienes talento, ¿quizá habría que sugerírselo? —Sakakura la mira con la expresión de un perro enfadado—. Vale, ninguna sugerencia, pero quizá así te dejaría un poco en paz. ¿Y Hagakure? ¿Qué te parece? —ella no lo consideraría ni loca pero no va a dejar pasar la oportunidad de preguntar.

Objetivo: Un novio para Sakakura JuzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora