X. Cuarto candidato: Nagito Komaeda. (II/II)

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Finalmente empieza la misión "perseguir a Sakakura Juzo y asegurarse de que todo sale bien" así como su misión contigua que solo se llevara a cabo en caso de emergencia: "Darle una paliza a Nagito Komaeda si sale mal por su culpa". ¿Quién narices le pone los nombres a las misiones? Ah, cierto, ella. Las sugerencias de Fukawa siempre son más sexuales y es lo más vergonzoso del mundo. No es culpa suya. Es de Touko.

Que ella sea terrible escogiendo nombres no tiene nada que ver.

La zona comercial es amplia y dados los destrozos ocasionados por la Desesperación en su momento hay infinidad de sitios en los que Asahina y Fukawa pueden esconderse para espiar. Al menos los comercios y las personas parecen estar levantando cabeza en esa zona. ¡Y ya ha pasado un mes desde el último ataque! Asahina se deprime un poco por la mierda de consuelo que es ese.

—¿De qué crees que estarán hablando? —pregunta la nadadora. Desde su posición puede verlos dentro de una cafetería, pero no hay manera de que los oigan desde allí.

—¿De lo que tienen en común? Pueden recomendarse aceites para engrasarse las tuercas —dice sin sarcasmo. Aoi se siente muy culpable por encontrarlo un poquito gracioso. Eso no impide que la regañe, escandalizada. No es un tema con el que se deba bromear—. Shhh... deja de graznar como un pato o nos descubrirán incluso dentro de esa cafetería tan cutre.

Asahina sabe que Fukawa se está vengando por aquellos primeros días en los que su amistad estaba... floreciendo. Aun así, le tira de una trenza y le saca la lengua por decir que su risa es un graznido.

—A mí me parece que es una cafetería adorable —replica Asahina.

Y quizá lo sea, es pequeña y acogedora y Juzo está mirándolo todo con expresión mortificada porque, mierda, está saliendo con un chico y están en un lugar público y él no sabe cómo narices comportarse. Apenas sabe una mierda de Nagito Komaeda, ¿en qué momento le pareció que aquello sería buena idea?

Sakakura no es precisamente la persona más paciente del mundo. Sabe que debería empezar preguntándole por sus gustos, ver si tiene algo en común con ese chico (al menos sabe que hay algo que no tienen en común y es el puto tema de la suerte). Pero Sakakura es un torbellino impulsivo al que le lleva reconcomiendo una pregunta por dentro desde que escuchó la petición del muchacho.

—¿Te gusta el dulce? Oh, nunca lo habría imaginado —comenta el de cabellos blancos cuando un pequeño trozo de tarta de chocolate blanco es dejado delante del moreno. Juzo espera a que la camarera se vaya mientras sus ojos siguen clavados en el chico con suerte.

—¿Por qué me has pedido salir? No me conoces de nada —Sakakura le pregunta finalmente. Komaeda parece sorprendido, parece pero algo le dice a Juzo que no es más que pura fachada.

—¿Por qué no debería de haberlo hecho? Eres atractivo, Sakakura —Komaeda comenta y Sakakura siente como el rojo le sube hasta la raíz del pelo. No es algo habitual. Que un chico le halague de esa manera. No es nada habitual—. Soy... alguien que se deja llevar por sus impulsos. Quiero decir, ¿conoces mi talento no es así?

—Sí —responde.

—Mi vida se basa mucho en lo que... mi cuerpo me pide que haga. No racionalizo. Simplemente actuó y veo a qué punto me llevan esas decisiones impulsivas. Primero viene la mala suerte, luego siempre la buena. Así es como funciono —reconoce— así que... quise probar a racionalizar mis acciones.

—¿A qué te refieres? —Sakakura entendía el punto de llevar una vida de impulsividad. Entendía el punto de querer cambiar. Pero no entendía por qué le había escogido a él.

—Te gusta alguien —sentencia. Sakakura siente su estómago congelarse—. A mí también me gusta alguien y cuando la libreta de tu amiga cayó en mis manos pensé "oh, el destino" —Nagito sonríe a pesar de sus palabras.

Objetivo: Un novio para Sakakura JuzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora