Emmeline Vance se acercó a Remus y se sentó a su lado en la biblioteca. Aquel día, el joven licántropo se encontraba solo, leyendo sobre las plantas que crecían en zonas desérticas para realizar un trabajo adicional en la asignatura de Herbología. Remus le sonrió con amabilidad a modo de saludo. La chica se removió en el asiento y le devolvió la sonrisa, pero al contrario de lo que pensaba Remus, no le dijo nada, sino que se giró y abrió su Manual de Transformaciones.
Remus bajó la vista de nuevo a su propio libro, concentrándose en las espinas rojas, unas flores que eran utilizadas para la elaboración de pociones depurativas, sobre todo cuando eras envenenado. Emmeline, o Eline, como la llamaban Lily y Annie habitualmente de manera cariñosa, carraspeó y se mordió el labio inferior después de pasar la lengua por él.
- Oye, Remus... - Murmuró la chica, ladeando la cabeza para apoyar la barbilla sobre la palma de su mano izquierda - ¿me echarías una mano con Pociones?
El castaño, que había alzado de nuevo la vista al escuchar su nombre, la observó detenidamente. Sabía cuáles eran las intenciones de la ravenclaw, Annie le había confirmado hacía algunos meses que le gustaba a su amiga desde hacía tiempo, así que Remus estaba en un dilema, porque siempre se había llevado bastante bien con Emmeline. Podía decirle que no, y herir sus sentimientos, o podía decirle que sí y que la chica pensase cosas que no eran. Aunque claro, quizás Remus se estuviese pasando de listo y Emmeline tan sólo quería que le echase una mano con Pociones, tal y como había dicho.
- Claro. – Dijo el chico, encogiéndose de hombros.
- Muy bien. – Sonrió la chica morena, volviendo a mirar al frente.
Remus se pasó la lengua por los labios y carraspeó ligeramente, volviendo a su texto, pero antes de que pudiese concentrarse, Emmeline habló de nuevo.
- ¿Quedamos después de comer? – Preguntó la chica.
- Está bien. – Murmuró Remus, asintiendo con la cabeza.
- Genial. – Emmeline se puso en pie, sonriendo de oreja a oreja – Voy a buscar a Lily y Annie, hasta luego.
- Hasta luego.
Remus observó a la muchacha caminar emocionada hacia la puerta. Tuvo un mal presentimiento.
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Diciembre llegó al castillo de Hogwarts entre un vendaval de frío viento y fuertes lluvias. El hecho de que los TIMOS cada vez estuviesen más cerca sólo contribuía a que la montaña de deberes que tenían los alumnos de quinto curso no hiciese más que crecer. Por ello Regulus Black estaba aquella tarde en la biblioteca, mal iluminada debido a que aquel era un día de tormenta especialmente oscuro. El muchacho, sentado hacia el final de la sala de lectura, chasqueó la lengua con fastidio al comprobar que no tenía ni idea de los fundamentos básicos de las transformaciones de líquidos. Últimamente, entre Mina, las guardias, los entrenamientos de quidditch y quedar con Severus y los demás para practicar hechizos y maldiciones, no tenía tiempo para estudiar y eso se notaba en las notas que le ponían a sus trabajos.
La biblioteca estaba prácticamente desierta, porque ya era casi la hora de cenar, no había podido ir antes a terminar sus deberes, pero era de agradecer que reinase el silencio y la tranquilidad en la sala. Cuando había mucha gente, a pesar del silencio, era muy fácil desconcentrarse. Regulus se levantó del asiento, algo dolorido después del último cruccio que Avery le había lanzado horas antes, y caminó hacia la fila de estanterías del fondo, donde se encontraban los libros de Transformaciones Avanzadas.
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Memorias de Hogwarts
Fanfiction"La primera vez que Lily Evans cruzó su mirada con la de James Potter no sabía muchas cosas. No sabía que sería un calvario asistir con él a clase. No sabía que preferiría quemarse en el infierno a tener que entablar una conversación con él. Tampoco...