Lily Evans se miró al espejo por última vez antes de bajar al Patio de Piedra. La chica pelirroja que había frente a ella parecía algo nerviosa, aunque no había motivos para ello, no era la primera vez que se quedaría a solas con Dennis. Tal vez sus nervios se debiesen a que, en parte, sabía que había muchas posibilidades de que ocurriese algo entre ellos, no era como quedar con Remus ni de lejos. Dennis Sheppley le había pedido una cita, no le había dicho que fuesen a dar una vuelta para hablar un rato como dos simples amigos. De hecho, no podía decirse que Lily y Dennis fuesen amigos, a pesar de que se llevaban bastante bien.
La pelirroja se pasó la mano por el pelo para recolocarlo una vez más, como si este hubiese podido desordenarse en cuestión de dos minutos, se alisó el vestido blanco de manga larga que había decidido ponerse (después de haberse probado todo lo que tenía en el armario dos veces) y salió de su dormitorio al mismo tiempo que hacían acto de presencia Betty y Eveline. Las dos chicas la miraron de arriba abajo sin poder ocultar la impresión que les causó aquella visión y se pusieron a cuchichear incluso antes de cerrar la puerta tras ellas. Por suerte, lo que aquellas dos cabezas huecas opinasen de ella no era algo que le quitase el sueño, de modo que Lily bajó las escaleras hasta la Sala Común observando sus botas de ante verdes, a juego con su abrigo.
- Vaya, vaya...
Al alzar la vista, la chica se encontró con un sonriente Sirius Black, que ya se había puesto su uniforme de quidditch, apoyado contra el respaldo del sofá que había frente a la chimenea. Junto a él, James se ponía sus guantes de cuero con una dedicación sobrehumana, observándolos fijamente.
- Te has esforzado mucho, ¿no Evans? – Preguntó Sirius, agarrando con firmeza el palo de su escoba sin dejar de sonreír.
- No sé qué quieres decir. – Por supuesto que lo sabía, pero prefería hacerse la tonta, sobre todo porque no consideraba que se hubiese "esforzado", sólo se había quitado el uniforme de clase y se había puesto un vestido, unos leotardos y unas botas.
- Quiero decir que no se si Sheppley se merece ese vestidito tan ajustado. – Dijo Sirius, alzando una ceja - ¿Eso que veo es pintalabios? – Preguntó finalmente, entrecerrando sus vivos ojos grises.
- Pues no es asunto tuyo, Black, así que será mejor que cierres el pico. – Dijo Lily, cruzándose de brazos y alzando ambas cejas.
James le dirigió una mirada de reojo y apretó los labios, como si se le hubiese pasado por la cabeza decirle algo pero en el último momento hubiese preferido guardar silencio, cosa que molestó y mucho a Lily, vete a saber por qué.
- ¿Qué ibas a decir, Potter? – Preguntó la chica, lanzando un pequeño bufido después de pronunciar estas palabras.
- ¿Yo? – James se señaló con un pulgar en el pecho, poniendo esa cara de inocencia a la que Lily era inmune – Nada. – Terminó por decir, encogiéndose de hombros.
- ¿Y a qué viene esa cara? – Preguntó Lily.
- Eso le pregunto yo todas las mañanas, Evans. ¿Verdad que tiene una cara un poco rara? – Bromeó Sirius, mirando a su amigo con una sonrisa burlona en los labios.
Pero ni James ni Lily prestaron atención a Sirius. Se mantuvieron la mirada unos segundos. El muchacho la observó intensamente detrás de sus gafas y Lily no pudo ver la sutil nota de tristeza que brillaba en sus ojos oscuros, debidamente oculta tras el tapiz de arrogancia que siempre acompañaba a James.
- Te miraba así porque estás muy guapa. – Dijo entonces James con indiferencia, de hecho podría haberle dicho que tenía una lechuza en la cabeza y lo habría dicho con el mismo tono.
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Memorias de Hogwarts
Fanfiction"La primera vez que Lily Evans cruzó su mirada con la de James Potter no sabía muchas cosas. No sabía que sería un calvario asistir con él a clase. No sabía que preferiría quemarse en el infierno a tener que entablar una conversación con él. Tampoco...