66. Duelos y bailes

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Regulus Black intentó calmar los nervios que le atenazaban la garganta antes de salir al campo y subir a la plataforma metálica respirando profundamente, pero aquello no le dio mucho resultado, sobre todo después de ver perder a Severus y caer inconsciente frente a Potter. Notaba una incesante y molesta presión en las sienes y le dolían las mandíbulas de tanto apretar los dientes. Sabía que tenía que ganar. No le quedaba otra opción. No después de haber perdido el último partido contra Gryffindor, sin contar con que se enfrentaba a una sangre sucia como Meadowes y que sus compañeros y amigos de Slytherin se reirían de él, y eso en el mejor de los casos.

Mientras caminaba sobre la hierba en dirección a la zona de combate no podía dejar de pensar en las burlas y los insultos que sus propios amigos le dedicarían. La humillación de ser vencido por alguien como Dorcas se le antojaba insoportable, así que intentó deshacerse de todo buen pensamiento acerca de la chica cuando la tuvo frente a él, elevándose juntos en el aire. Dorcas, por su parte, no parecía en absoluto preocupada. Tenía las manos entrelazadas en la espalda y sonreía con tranquilidad. ¿¡Cómo era posible!?

El cielo empezaba a tornarse oscuro sobre sus cabezas y corría una suave brisa primaveral que movía el cabello y el uniforme de Dorcas. Así, con los ojos brillándole serenamente, parecía una de esas heroínas que aparecen en los cuadros antiguos. Regulus tragó saliva y se dio cuenta de que tenía miedo. Tenía miedo de Dorcas. Y si lo pensamos fríamente no era para menos. Dorcas no solo era la primera de su promoción, demostrando en varias ocasiones una espectacular habilidad mágica, sino que también parecía adivinar todo lo que pensaba aquel que estuviese cerca de ella, o al menos todo lo que pensaba Regulus. No podía tratarse de Legeremancia, porque esa era una disciplina oscura muy antigua y de gran dificultad. Tan solo los magos más diestros y dedicados a las Artes Oscuras eran capaces de desarrollarla, de modo que eso no explicaba la capacidad de Meadowes para saber qué se le pasaba por la cabeza.

Una vez que la plataforma cesó en su movimiento, la chica se inclinó ligeramente, realizando el saludo reglamentario. Regulus hizo lo mismo a sabiendas de que a continuación daría comienzo el duelo. ¿Qué podía hacer? Debería empezar atacando inmediatamente para pillarla desprevenida.

En cuanto volvió a ponerse recto, Regulus adelantó una pierna y extendió el brazo con un suave giro de muñeca. Un potente hechizo derribador salió de la punta de su varita, pero Dorcas movió el brazo y lo desvió, haciéndolo impactar contra una de las paredes de madera que rodeaban el campo. Ni siquiera había pestañeado, ni se había movido. Nada. Solo alzó la mano y desvió su hechizo sin esfuerzo alguno. El público había enmudecido, para mala suerte de Regulus, que prefería un millón de veces tenerlos a todos gritando alrededor. El silencio volvía el ambiente mucho más tenso.

Venga, concéntrate, se dijo a sí mismo. No es invencible y tú eres tan bueno como ella o más. Sí. ¿Por qué no iba a poder ganarle? Dorcas movió la mano suavemente en el aire al mismo tiempo que Regulus alzaba un escudo frente a él para deshacer el hechizo y ganar tiempo para pensar, pero el impacto del encantamiento de Dorcas fue tan brutal, que el escudo se hizo añicos tan solo con un golpe. Regulus empezó a sudar. ¿Cómo era posible? ¡Era un escudo de nivel alto! ¡Debería haber aguantado tres impactos como mínimo! Pues si quería jugar duro, él también lo haría.

Los murmullos de alrededor fueron creciendo en intensidad. Regulus movió la varita y una densa niebla comenzó a caer sobre ellos. El alumnado de Hogwarts parecía emocionado por lo que acababa de hacer. Nadie había utilizado aún aquel tipo de hechizo contra un oponente. La humedad le caló los huesos, pero no le importó. El frío solía despabilarlo, así que no era ningún problema. Vio la sombra de Dorcas moviéndose en el fondo y le lanzó un potenteeverte statum que, sin embargo no consiguió darle, aunque estuvo cerca. La chica, sin embargo no atacaba. Regulus notó que la niebla empezaba a disiparse.

Memorias de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora