Capítulo 2

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Me dirijo hacia Sansville. Según he escuchado allí hay muchas fábricas de alimentos, por lo que puedo llegar a la conclusión de que si me hago de una caja de conservas ya no tendré que estar muriendo de hambre.

Es peligroso moverse. Ellos... son inteligentes.

Pueden hacerse pasar por alguien como tu. Caminan, piensan, huelen, ven, escuchan y, te detectan.

Y es increíblemente difícil deshacerse de ellos cuando ya te reconocen.

La ruta 43 es la más recomendada. Fue quitada hace un par de años debido a la construcción de la 150, una gran ruta que recorre casi todo el país. Sin embargo, la 43 se negó a desaparecer, dejando una huella, lo suficientemente notable como para transitar en ella.

Es otoño, y el día está nublado. Agradable, en resumen.

Mi mochila sólo carga con 4 latas de conservas, y ellas deben asegurar mi bienestar los próximos seis días que se estiman para el viaje. Una campera, un cuaderno y un lápiz. Un cuchillo, una manta y un brazalete.

Solo me queda cargar con la bolsa de distracciones.

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