Día dos.

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Otro día mas en mi vida. En mi primera carta olvidé presentarme. Que desconciderado que soy.

Me llamo Erik. Yo solía ser alguien simpático, aunque muy negativo; amable, aunque un poco arrogante; divertido, aunque muy estúpido.

También solía tener amigos. Ahh, recuerdos. De tan solo recordar tantos hermosos momentos que pasé con ellos, me caen lágrimas.

Te preguntarás (o tal vez no) ¿qué fue de esos amigos? Fácil: reaccionaron. Se dieron cuenta de que soy una mala compañía para ellos, de que no les hago bien. En fin, muchas cosas que no quiero recordar.

No los odio, ni los odié, ellos lo hicieron bien, fueron inteligentes al separarse de mí. Me hace felíz que ellos estén felices sin mí, al menos de algo sirvo.

Bueno, creo que me amargué mucho por hoy.

Cartas de un solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora