Día veinticuatro.

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Hoy vi "Marley y yo" y no pude evitar llorar.

Mi perro, Stan, murió hace dos meses. Se salió a la calle y lo atropelló un camión. El hijo de puta del camionero ni siquiera paró a ver como estaba, lo arrolló dos veces.

Stan era mi mejor amigo desde los diez años. Lo quería demasiado, siempre fue mi mejor amigo. Lo sacaba a pasear, jugaba toda la tarde con él, le daba de comer. En fin, me la pasaba con él todo el tiempo.

Era lo único que me quedaba en la vida.

Y ya no esta.

Enterré lo que quedaba de él en mi patio trasero. Todos los días me siento al lado de su tumba, y me quedo ahí por horas, llorando, y recordando los mejores momentos a su lado.

Mi pequeño Stan.

Cartas de un solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora