Día veintitrés.

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Hoy casi no escribo. No tengo ni la mas mínima pizca de ánimo. Pero me di cuenta de algo. El escribir me hace sentir mejor, me hace liberarme, aunque sea un poquito. Además, si no escribo ¿quién va a dar el ejemplo de la clase de persona en  que uno no se puede convertir? Soy el mejor ejemplo, de un mal ejemplo. Es irónico.

Cartas de un solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora