Día doce.

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Te podrás preguntar (o no) "¿tú no trabajas?"

Y la respuesta es, que me despidieron, hace mucho. Mas o menos tres meses. La casa en la cual vivo es herencia de mis padres, que fallecieron hace un año.

Para lo único que salgo es para comprar comida.

Cuanto desearía que mis padres siguiesen vivos. Cuando me fui de la casa, no volví a visitarlos, ni siquiera una llamada. Siendo hijo único, no tenían quien los cuidara, así que estuvieron en un asilo sus últimos años de vida.

Ellos a veces me llamaban y me preguntaban cuando iba a ir a verlos, y yo siempre les decía "la semana que viene", y nunca iba.

Un día llegó una persona a mi casa, diciendo que mis padres habían muerto. Fue ahí cuando recapacité.

Pero obvio, ya era tarde.

Cartas de un solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora