Día treinta y seis.

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Son las cuatro de la mañana. No ha dejado de llover en toda la noche, me he despertado por los truenos.

Me gusta el sonido de la lluvia, es tan relajante. Las miles de gotas cayendo por segundo tan enérgicamente, amenazando con destruir toda tu casa. Porque no les importa nada, ellas lo mojan todo.

No les importa nada, ellas destruyen todo a su paso, por mas débil que sea, a ellas no les importa, solo quieren ser libres.

La lluvia es hermosa.

Cartas de un solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora