Día treinta y dos.

13 4 0
                                    

Como no me he cuidado. Me veo al espejo, y parezco un anciano, con mi barba algo canosa y mis enormes ojeras. Mi ropa ajada y sucia. Mis pies descalzos.

Soy un completo vagabundo.

Pero bueno, no tengo a nadie como para preocuparme por cómo me vea.

Ni siquiera a mi mismo.

Cartas de un solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora