Día veinte.

15 4 0
                                    

Hoy fue el peor día de mi vida.

Raro viniendo de mi.

Había empezado a salir mas tiempo de mi casa, para sentirme mas fresco, mas vivo, mas sano.

Entonces la vi.

A ella.

No sabía como reaccionar, estaba nervioso. Las manos me temblaban y había comenzado a sudar. Ella no me vio, estaba concentrada en su celular. Y yo, ahí, que tan solo quería que la tierra me tragase, comencé a correr en dirección al bosque. Corrí y corrí. Casualmente terminé parando en el mismo puente de antes. Ahí me quedé, pensando, en ella, tantas cosas había pasado a su lado, tanta felicidad junto a ella.

Yo la amaba, la adoraba, para mi no había nada mejor que ella, ella era mi mundo. Llegué a un punto de obsesión. Me obsesioné tanto con ella, que me dejó, se fue de mi lado para siempre.

Desde ese día, yo estoy muerto. Ya la vida como la veía no existe. Ya mi vida no tiene sentido. Ya nada.

Cartas de un solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora