Capítulo nueve.

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Ahora solo teníamos que esperar a que Dave Harper apareciera en el aparcamiento. Nosotros decidimos quedar media hora antes para así poder encontrar el mejor sitio para ver la escena.

No esperaba que mis padres aparecieran. Mamá cree que la cena tiene una hora sagrada, lo que no hubiera importado si no fuera porque papá vino a casa con una hora de retraso.

—Tendría que haber quemado a mi cliente. El hombre nunca para de hablar. —Dejó su maletín en la butaca—. Ni siquiera trescientos dólares por hora lo callarían. Siento llegar tarde. ¿Qué hay para cenar?

Cuando vio los platos, tenedores y cuchillos colocados en la mesa del comedor, vi mi fallo. Nunca en la vida ponía la mesa sin que nadie en mi familia me lo exigiera. Pero hoy era diferente. Tenía que irme a un sitio.

—Vamos a comer —dije—. Estoy hambrienta.

Papá miró la mesa y después a mí.

—Se ve genial.

—Ni siquiera he tenido que insistir —dijo mamá.

—Sabía que tendrías hambre cuando llegaras a casa, papá.

Mamá nos puso carne en conserva en nuestros platos. Mis padres se quejaron de la subida de los precios en la calefacción. Yo engullí la comida, observando el reloj.

—¿Cómo ha ido la escuela? —me preguntó mamá.

La conversación era tan... Disney. Quería ser honesta, romper la armadura de la familia. Voy a escaparme con mis amigos, mamá y papá. Vamos a hacer algo malo, y no podéis pararme.

La palabra malo se atascó en mi mente, malvada como una marquesina. Me deshice de la imagen.

—Uh, huh —musité.

El tenedor con col se paró a medio camino de la boca de mamá.

—Oh, bien, nada nuevo que reportar —corregí.

Papá me guiñó un ojo.

—Lo mismo de siempre, ¿eh?

—Exacto.

Otros cincuenta segundos se esfumaron. ¿Qué si me encontraba con Dave Harper mientras iba a la oficina de correos? Justin se pondría furioso.

—Así que, Ariana, tengo algo para que resuelvas —empezó papá.

¡Oh, Dios, ahora no! La actividad favorita de papá mientras cenábamos era explicar el caso en el que había estado trabajando y entonces ver cuánto tardaba en encontrar una solución legal al problema legal. Si lo hacía bien, me daba dos golpecitos en la espalda. Si lo hacía mal, me decía por qué estaba mal mi estrategia. Me corregía acerca del 75% de las veces, lo que es impresionante según papá, dado a mi entrenamiento. Pero el pensamiento de equivocarme en el laberinto de problemas legales en ese exacto momento me hacía querer vomitar.

—Mi cliente atropelló a un niño con su coche el año pasado. Le rompió la pierna por seis sitios diferentes. El departamento de policía de poca monta* lo estropearon todo y no le hicieron soplar un alcoholímetro. Acabó bien para él, lo que fastidió a unos cientos de residentes. Pasemos rápidamente dos meses. Este mismo chico se desmaya en un BMW robado, yendo a parar al lado de un poste de electricidad. Aquí la pregunta: ¿puede tener un juicio justo dentro de un radio de cien millas** desde su pueblo natal?

*policía de poca monta: se refiere a un policía de pueblo, local.

**100 millas = 160,93 km aproximadamente.

—Improbable. —Miré el reloj y vi la aguja de los minutos avanzar—.El juicio debería hacerse en un condado vecino para prevenir perjuicio.

Excelente, Ari. Digo, Ariana. Eso estuvo bien, ¡respuesta acertada!

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