Capítulo veinte.

680 67 16
                                    

—Debes ser psíquica, Ariana —dijo Zoe—. Estaba a punto de llamarte.

—¿Sí?

—No te enfades conmigo.

—¿Por qué?

—La cosa tonta que hice en el coche ayer. Gracias por llevarnos a casa. Supongo que soy más peso ligero de lo que pensaba.

Había olvidado todo debido a mi conversación con Jenny Carson unas horas antes.

—No estoy enfadada. Ya no al menos.

—Soy malísima con esta cosa de las disculpas.

—Está bien, Zoe.

—¿Ariana?

—¿Qué?

—Fue una cosa estúpida de mi parte hacerla. Estaba cabreada, no contigo, y solo quería sentirme, no sé, libre o algo. Quería despejarme de mi vida por un momento.

Pensé en Justin y cómo seguía diciendo que la próxima vez iba a ser el turno de Wanda. Pero no lo fue. Después de Madame vino Dave, luego Tiffany. Zoe había esperado mucho tiempo.

—No le pedí a Justin hacer el plan de Tiffany primero —dije—. Estoy segura de que tiene algo en mente para Wanda.

Justin siempre tenía algo en mente. Mi estómago se revolvió ante el panorama. Traté no pensar en la siguiente venganza abalanzándose sobre nosotros. Sobre mí.

—Oh, yo le dije que me parecía bien hacer Tiffany la siguiente —dijo Zoe.

—¿Ah, sí?

—Sí, no estaba preparada. Sigo sin estarlo.

—¿No preparada? ¿Qué quieres...

—Simplemente no preparada. Escucha, no quiero hablar sobre Wanda. —Se paró y aclaró su garganta—. Quiero que sepas que he dejado esa mierda por mi bien. No quiero acabar como mi madre, una gran modelo a seguir que es. Y definitivamente no quiero llevar puesta una de esas placas identificativas en mi dedo pulgar del pie.

—Me alegra —le dije. Me gustaba ella, me di cuenta. De verdad me gustaba. En algún punto de todo el camino, Zoe Carpenter se había convertido en una amiga real, no solo una asignada.

—Bueno, como sea, me has llamado a —dijo—. ¿Qué pasa?

Estaba a punto de contarle lo de la llamada a Jenny, pero mi historia fue interrumpida por un golpe contra la puerta corredera de cristal, seguida por un golpe más demandante. Corrí la cortina.

—Te llamo luego, Zoe. —Incluso en la oscuridad, vi tres guijarros blancos, los que mamá usaba para marcar sus semillas de vegetales, alineados en el porche. Justin.

Mientras deslizaba la puerta, pensé en Jenny.

Solo bésame una vez —él hubiera rogado. Y ella lo hubiera hecho, justo antes de que él la hubiera tirado al suelo.

—Son las... ocho en punto —balbuceé ante la noche oscura.

—De un sábado —respondió—. No me harás rogarte, ¿o sí? Oh, vale. Por favor, Ari, por favor.

Me apoyé en la barandilla. Justin fijó sus ojos de lobo en mí, entonces se puso sobre una rodilla, extendiendo sus brazos en una llamada exagerada.

Viendo a Justin así, no me lo podía imaginar hiriendo a Jenny. Tenía que haber más en la historia. Justin hacía que la gente se sintiera especial. Él me hacía sentir especial. Y aun así, Jenny parecía tan honesta. Si todo hubiera sido inventado, ¿por qué ella había hablado conmigo? Yo no era la policía. No había ninguna razón para hacer resucitar una mentira.

The League → j.b → spanish versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora