Dos

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-Ponte esto.- dijo Yangmi y le tendió la prenda.

-No, ponte esto.- dijo Youngmi mientras le arrebataba de las manos el top que su hermana le había dado y le dejaba otro en su lugar.

-¡Youngmi!- gritó indignada la primera. -Habíamos quedado en que yo elegía lo de arriba y tú lo de abajo. Suni va a ponerse lo que yo elija.- volvió a sacarle la prenda de las manos y la revoleó lejos, haciendo que su hermana saliera corriendo a buscar lo que había elegido. 

-Chicas, no hagan de esto una discusión. Por favor.- suplicó Suni comenzando a arrepentirse de la decisión que había tomado. 

Ambas suspiraron a la vez y continuaron buscando cosas en el placar. Si querían que su amiga la pasara bien, debían hacer que se sintiera cómoda con la situación. 

Suni se puso lo que las chicas le habían dado y soltó un bufido casi inaudible. No sabía qué llevaba puesto, pero se sentía demasiado corto y revelador. A pesar de esto, se calló la boca y se ahorró los comentarios. Si las gemelas creían que su ropa era la adecuada, ella les creía. 

Luego de eso, sus amigas la maquillaron y arreglaron su cabello. Nada extravagante, como ella había pedido. 

Al terminar llamaron a Hoseok, un amigo de las chicas, y fueron en marcha hasta la fiesta. La celebración se daba en casa de Min Yoongi, un chico popular de la escuela a que asistían. Era el capitán del equipo de debate, pero por más nerd que sonara, Suga era todo lo contrario a estudioso o aplicado. Nunca estudiaba antes de un exámen, o entregaba las tareas a tiempo, pero su coeficiente intelectual era tan alto y su memoria tan buena, que hasta había llegado a ser presidente de la clase. A Suni le agradaba. Era muy atento con ella además de caballeroso, y nunca había visto su enfermedad como un impedimento para hacer tareas cotidianas, a diferencia de otros en su clase. Nunca la había apartado por su condición, y siempre salía en su defensa cada vez que alguien que no la soportaba decía algo fuera de lugar. Por esto mismo, le agradaba que su primera fiesta sea en casa de Min Yoongi.

Bajaron del auto y Youngmi tomó su mano. Caminaban mientras le contaba como estaba decorada la casa, además de un aproximado de la cantidad de personas o cómo estaban vestidas. 

Por la cantidad de ruido y los olores extraños, Suni pudo deducir que la fiesta estaba en su punto máximo en cuanto entraron a la casa. A pesar de esto, no dejó guiar por su instinto como comúnmente hacía, puesto que nunca había ido a una fiesta antes y no sabía si estaba en lo cierto con su predicción o si las cosas eran así siempre. 

-¡Suni!- gritó una voz a sus espaldas. Prestando un poco de atención, pudo distinguir al dueño de la misma como nada más y nada menos que Min Yoongi. El chico posó una mano en su brazo como normalmente hacía y besó su frente. Olía a colonia y a cigarro.

-Yoongi, hola.- sonrió ella.

-Al fin aceptaste mi invitación.- rió él. -¿Cómo estás?- 

-Genial, gracias por invitarme. Además, estamos a casi dos meses de terminar la secundaria. No iba a irme sin haber asistido a una de las fiestas del gran Min Yoongi.- el chico volvió a reír, esta vez un poco más fuerte, y la abrazó.

-Me alegra que lo hayas hecho.- habló, todavía aferrado a su cuerpo. -Volveré a bailar contigo después, y tienes prohibido irte de mi casa hasta que eso pase ¿Okey?-

Suni asintió y se despidió de Yoongi, quien se fue en dirección opuesta a la que había venido. 

-Creo que le gustas.- habló Yangmi en su oreja. Sintió como el calor adornaba sus mejillas y negó con la cabeza.

-No digas idioteces, Yang.-

-¿No lo haz pensado? Por como te trata yo diría que...- antes de que pudiese continuar, Suni la calló.

-No me importa lo que tengas que decir.- confesó de manera suave, dándole a entender a la mayor de las Mi que lo que dijo no era cierto.- Ahora entremos, afuera hace frío.- 



Blind | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora