Apenas media hora había pasado, y Suni se había arrepentido completamente de aceptar ir. Yangmi se había ido a bailar con Hoseok, el chico que las había traído hasta el lugar, y Youngmi habló con ella hasta que un chico lindo se le acercó. Es decir, en el transcurso de veinte minutos, Suni se había quedado completamente sola.
Aburrida de esperar a que algo interesante pasara, decidió caminar hacia la salida. No iba a volver a su casa, puesto que no tenia idea de donde quedaba la casa de Yoongi o de como volver, pero el calor dentro del lugar era sofocante. Empezó dando pasos pequeños entre la gente, tratando de ir en sentido opuesto al ruido. Si los altavoces se encontraban dentro de la casa, el silencio iba a guiarla afuera.
Dio empujones a la multitud, sintiendo como se asfixiaba cada vez más. Cuerpos sudorosos chocaban con el suyo, pero ella los apartaba con fuerza. Quería salir, tomar aire, y no volver a poner un pie dentro hasta que la fiesta haya acabado.
Luego de varios minutos de esfuerzo, consiguió dejar de sentirse sofocada por la cantidad de personas. Supo que estaba fuera en cuanto el ruido de la música comenzó a sentirse cada vez más tenue. Movió sus manos en busca de algo en qué apoyarse y sonrió en cuanto sintió bajo su palma el tronco de un árbol viejo.
Arrastró su espalda por la corteza y se sentó en el piso con poca delicadeza. Apoyó su cabeza en la madera, cerró los ojos y respiró el aire fresco. El olor a sudor y a químicos se había disipado por completo, dejando en cambio un aroma agradable a pasto recién cortado y cloro. Supuso que estaba en el jardín de Yoongi, y que tenía una pileta a la cual esperaba no caer si se movía de donde estaba.
Se puso a pensar en cómo volver a casa sin molestar a nadie, pero su plan se interrumpió en cuanto sintió una presencia a su lado. Trató de escuchar mejor o de distinguir algún olor conocido, pero la persona se encontraba parada y era lo suficientemente alta como para que su agudo olfato no la perciba.
-No eres las gemelas o Yoongi.- sentenció en un murmullo. Fue más para ella, pero su acompañante logró escucharla. -¿Quién eres?- habló. Esta vez, en un tono de voz normal.
-Mi nombre es Jimin, Park Jimin.- dijo el extraño. Su voz estaba en el punto medio entre aguda y grave. -¿Puedo sentarme a tu lado?-
Suni asintió y sintió sus movimientos cerca suyo. Esta vez, pudo sentir aroma a su varonil colonia, acompañada por dentífrico de menta.
-¿Cómo te llamas?- preguntó el chico.
-Suni.- habló ella extrañada. Era raro que alguien quisiera acercarse. -Kim Suni.- Abrió los ojos y dirigió su vista hacia sus rodillas.
-Suni.- repitió él en un susurro. Luego de eso, el ambiente fue invadido por un silencio incómodo que Jimin rompió poco después.
-¿Qué haces aquí sentada?-
-No mucho, en realidad.- confesó con una sonrisa triste. -Ni siquiera sé que hago en esta fiesta en primer lugar.-
El chico la miró extrañado, pero segundos después se percató de que algo extraño sucedía. Ella nunca lo había mirado desde que apareció a su lado, y lo había sentido y reconocido por su andar.
-¿Por qué?- se atrevió a preguntar. Suponía la respuesta, pero quería escucharla de sus labios.
-Bueno, considerando el hecho de que no puedo ver...- rió ella con ironía. Él asintió con una mueca, confirmando lo que anteriormente había pensado.
-¿Y con quién viniste?- indagó. La chica le había parecido hermosa desde que la vio sentada ahí, abrazando sus rodillas bajo el viejo roble.
-Con mis amigas.- suspiró. -¿Y tú?¿Qué haces aquí afuera? Se supone que deberías estar bailando con alguna chica bonita allí adentro.- Jimin rió y sonrió con dulzura.
-Me aburría.- confesó. -Pero aquí entre nosotros, prefiero hablar con una chica bonita aquí afuera.-
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Blind | Park Jimin
FanfictionKim Suni, una adolescente de diecisiete años, queda ciega luego de un accidente automovilístico. En este accidente del que pasaron ya muchos años, la chica no solo pierde su visión, sino también a sus padres, quedando huérfana y a cargo de su tía...