Cuatro

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Las mejillas de la chica se encendieron de forma inmediata, y sus ojos se abrieron con total sorpresa. Nunca un chico le había dicho algo así. En realidad, si lo pensaba, nunca había hablado con un chico que tuviese otras intenciones con ella más que amistosas. Además, ella no podía verse. Por más que trazaba sus rasgos con sus manos, nunca iba a saber a ciencia cierta si era bonita o no.

Jimin, quien encontró el gesto de Suni ultra tierno, no pudo hacer más que volver a sonreír. 

-No juegues con eso.- pidió ella avergonzada.

-No juego, niña tonta.- aclaró él. Suni rió con el apodo con el que se había dirigido a ella, ya que por su tono de voz, podía deducir que lo decía con un sentimiento similar al cariño. -Lo digo de verdad. Eres bonita.- las mejillas de la chica se encendieron aún más, haciéndola parecer algo más semejante a un tomate que a una persona.

-Sé que va a sonar un poco extraño. Digo, apenas te conozco y no se si...- comenzó a decir.

-Habla ya.- rió Jimin. Ella soltó una risa pequeña y lo miró.

-¿Cómo soy? Digo, físicamente.- soltó. -Sé que tengo el cabello negro y que mis ojos son marrones, pero no recuerdo mucho más.- 

-¿Recuerdo?- preguntó Jimin confundido.

-Ajá.- respondió ella. -Antes podía ver.- 

-¿Quieres contarme?-

Ella negó con la cabeza. 

-No. Te contaré luego de que respondas mi pregunta.- 

-Bueno.- comenzó a hablar con una sonrisa. -Tienes el cabello negro y largo, casi por la cintura. Tus pestañas son muy largas, y hacen que tus ojos marrones se vean grandes y bonitos. Tienes una nariz pequeñita, como una niña, y tus labios son delgados y rosaditos. Y con respecto a tu cuerpo, eres delgada.- 

-¿Y tú?- preguntó ella. -¿Cómo eres?- el chico se sorprendió, pero aún así intentó contestar su pregunta.

-¿Yo? Pues, veamos. Tengo el cabello castaño al igual que mis ojos. Tengo nariz pequeña, no tanto como la tuya pero es pequeña, y tengo muchos cachetes. Pues la verdad, es difícil describirse a uno mismo.- 

-¿Jimin?- habló ella divertida.

-¿Sí?-

-Describes horrible.- se carcajeó. Él la miró indignado, pero terminó riendo con ella. 

-Bueno, por lo menos lo intenté. ¿Sabes?- 

-Esta bien. Tu forma de describir me gusta.- sonrió la chica.

-¿Ahora vas a contarme?- cuestionó el castaño. Sentía algo de temor por la respuesta. Tenía miedo de que fuera una etapa de su vida que la pelinegra no había cerrado, o algo de lo que no le gustaba hablar. Pero para su sorpresa, Suni comenzó a contar lo sucedido de forma normal, sin ninguna mueca o gesto que indicara incomodidad de su parte.

-Tenía cuatro años.- empezó. -Iba en el auto con mis padres, no recuerdo muy bien a donde. Estábamos en la carretera y de pronto un camión chocó contra el auto. Nuestro vehículo se salió de control y comenzó a dar vueltas. Chocamos contra algo y perdí el conocimiento por un tiempo indeterminado. Cuando desperté no podía ver nada, y mis padres ya no estaban.- 

Jimin se quedó en silencio sin saber que decir. La chica no solo no podía ver, sino que también había perdido a sus padres. Con tan solo cuatro años, la vida le había arrebatado casi todo, y él se sentía culpable por recordárselo.

-Lamento haber preguntado.- se disculpó él. Suni pudo distinguir el arrepentimiento en su voz y, en un gesto por hacerle sentir mejor, acercó su mano a su cuerpo. En cuanto lo encontró, apoyó su cabeza en su pecho y tomó su mano sonriendo.

-No te disculpes.- dijo. -Además, te lo conté de forma voluntaria.- ambos se quedaron callados, pero luego de un rato la joven volvió a hablar. -No me malinterpretes, pero eres diferente. Me inspiras confianza, y aunque suene loco y recién te conozca, me gusta estar contigo.- 

Jimin no se sorprendió. Él había sentido lo mismo desde el momento en que se acercó a ella. 

-A mi también me gusta estar contigo.- admitió.







Blind | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora