Seis

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-Nam, ¿Puedes ayudarme?- preguntó la chica mientras trataba, sin éxito, de abrocharse la falda del instituto.

-Ahí voy.- habló su hermano. Se acercó a ella, le subió el cierre y le dio dos palmaditas en el hombro izquierdo.

-¿Me llevas?- le sonrió.

-Como siempre.- respondió el otro.

Namjoon condujo hasta el instituto y se despidió de su hermana, arrancando el auto una vez que la vio cruzar las puertas de madera.

Mientras Suni caminaba, una mano pesada se posó sobre su hombro e inmediatamente supo de quien se trataba.

-Yoongi.- sonrió. -¿Cómo estás?-

-Triste.- respondió el chico. La pelinegra puso cara de desconcierto y lo miró. -No bailaste conmigo ayer.-

-Lo siento mucho.- bajó la cabeza apenada. No podía decirle a su único amigo que se había olvidado de él. - Tuve que irme.-

-Me imagino.- habló con recelo el chico. Yoongi no era tonto. La había visto charlando con Park Jimin, uno de sus mejores amigos de la infancia, desde que la fiesta empezó. -Pero...- comenzó a decir.

-Pero...- le incitó a seguir ella.

-Puedes compensármelo saliendo conmigo mañana.- sonrió. Las mejillas de Suni se tiñeron instantáneamente de rosa, y Yoongi no pudo evitar pensar en lo linda que se veía.

Kim Suni le había gustado desde que la vio por primera vez en primer grado de la primaria. Antes de que la pequeña, de tan solo cinco años, entrase al salón, la maestra les había comentado que tenían una compañera nueva con "algunas dificultades". Cuando Suni entró, acompañada de un chico de quinto grado, Suga no vio nada fuera de lo normal en ella.

El flequillo le cubría la frente y las cejas. Su pelo negro estaba atado en una coleta alta, y sus ojos marrones estaban puestos en algún punto del salón que él no pudo identificar. Sus mejillas estaban completamente rojas por la vergüenza y el miedo a estar en un lugar desconocido, pero aún así sus labios se curvaban en una gran sonrisa, la cual dejaba ver sus dientes todavía de leche. Desde ese mismo instante, a Min Yoongi le había parecido la chica más linda que había visto, y hasta el día de hoy seguía pensando lo mismo. 

La niña se presentó, todavía sin dejar su timidez tan característica de lado, y el chico que la acompañaba la ayudó a sentarse en uno de los pupitres del salón, en la otra punta de donde se encontraba él.

Yoongi, con seis años, se la pasó todo el día observando a la chica nueva. El muchacho que la acompañaba se había quedado con ella por lo que restaba del día, y luego unos meses más hasta que la joven logró finalmente acostumbrarse a la rutina. Namjoon, quien supo después que era su hermanastro, hacía todo por ella. Grababa las clases de la profesora con su celular, y anotaba cosas en su cuaderno.

Extrañado por este comportamiento y al llegar a su casa, el pequeño le comentó a su mamá sobre la chica nueva. Ésta, muy segura, le dijo que la niña era ciega y que debía tratarla bien y ayudarla con lo que necesitase.

Y así lo hizo; pero mucho tiempo después. La pequeña Suni le gustaba tanto que no pudo siquiera acercarse a ella hasta el cuarto grado. A partir de allí, Yoongi trató de hacer todo lo posible por que ella se sintiese bien. Pero no lo hacía por seguir el consejo de su madre o porque sintiera lástima por su falta de visión, sino que lo hacía porque la chica lo traía loco.

Quería llamar su atención del algún modo, pero nunca había logrado nada con ella excepto una linda amistad. Ahora, con dieciocho años, Suga estaba dispuesto a ganarse su corazón. Pero otra vez, un impedimento nuevo se montaba en su camino. Ahora no era la timidez; ahora, ese obstáculo tenía nombre, apellido, y cabello castaño.

-¿Qué dices?- indagó.

La chica salió de su trance y luego de unos segundos respondió.

-Me encantaría.-

Blind | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora