5

11.9K 800 11
                                    

-¡Maldito seas! –cerró de un portazo, la puerta del despacho de Dani y se apoyó en ella.

-¿Qué es lo que te ha ocurrido ahora? –preguntó con pesar, dejando lo que estaba haciendo.

-Tú, Bendelin y todos los hombres del planeta, sin eludir en ningún momento a mi padre –se le acercó, mientras le amenazaba con el dedo-. ¿Cómo has podido?

-¿Perdón? –En aquel momento, no sabía a que se refería.

-Primero, mi padre con su insistencia en que me case, para darle un nieto. Segundo, el que Bendelin le guste jugar conmigo, como si fuera un títere, porque él sabe lo que yo siento por él. Y tercero, tu fuiste el que le contó todo, aquella mañana temprano –al ver que el hombre iba hacer algún comentario, le silenció rápidamente con gesto de mano-. Pues bien, escucha bien lo que te digo y transmítelo como tan bien sabes hacer... Estoy harta de vosotros tres. No voy a dar ningún nieto, porque no voy a casarme. Y por mí, Bendelin se puede ir al infierno con su seducción. Porque paso de él, ya no existe para mí ese hombre desde este mismo instante. Todos sois iguales. Y tú, vete al cuerno, por lo que a mí concierne no eres el prototipo de un buen amigo. En lo que respecta al negocio hablaremos como personas educadas, pero para mí serás como un desconocido de ahora en adelante.

-Leslie, un momento –suplicó con miedo.

-Así, que me marcho por una buena temporada lejos de vosotros. Y no pienso deciros a donde. He llegado a mí límite, créeme –se volvió hacia la puerta-. Que no se te olvide nada de lo que te he dicho –le dijo casi gritando-. Y dile a mi padre, que no se preocupe yo ya soy mayorcita...

No pudo hablar, porque estaba sorprendido. Sabía que era una mujer con carácter... Pero no lo había visto hasta el momento. Estaba seguro, que principalmente el culpable era Ven. Y tenía que ir a verlo urgentemente.

-Laura –la llamó Leslie, en voz baja-. Quiero que cuando termines, te pases por mí casa. Tengo que comentarte una cosa muy importante.

-¿Te ocurre algo? –le preguntó, al notarla más seria de lo normal.

-¡Pues, que estoy hasta el cuerno de todos ellos! –gritó, sin poder remediarlo-. No puedo aguantar más, necesito tiempo para...

-¿Pero quién son ellos? –preguntó, sin seguir bien el hilo de la conversación. Por mala suerte, su padre salió en aquel momento de su despacho.

-Ya me parecía, que había oído tu voz –se le acercó, para darle un abrazo. Pero Leslie lo miró por un momento con un poco de frialdad por primera vez, haciendo que este se quedara clavado en donde estaba.

-Acuérdate de lo que te he dicho –le dijo con apresuramiento, para salir corriendo de allí por las escaleras. Dejando a su padre, muy confuso.

-¿Le ocurre algo, Laura? –se giró a ella, con cara muy preocupada.

-No, no. La verdad, es que tenía mucha prisa –intentó tranquilizarlo un tanto nerviosa, porque sabía que él no se lo creería, aunque disimulara. Pero le daba pena, porque había visto su cara, cuando Leslie no le había dicho nada.

-Sí... Seguramente, es eso. Últimamente trabaja demasiado –le sonrió-. Bueno, me voy un rato dentro.

Laura se quedó un poco más tranquila, al ver que Henry no iba a seguir insistiendo. Pero ya le valía a Leslie, lo que le había hecho.

-Hola, empieza hacer un frío que pela –saludó la joven, en cuanto Leslie hubo abierto la puerta.

-Sí –le cedió el paso-. Adelante, estoy acabando de hacer las maletas.

Para Siempre  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora