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El despertador sonó a las ocho de la mañana como todos los días. Despertándola de su agradable sueño. Se restregó los ojos y se quedó mirando por un momento el techo de tela que cubría la cama. El día tenía que estar nublado, por la poca claridad que había en la habitación, con la persiana medio levantada... Fue entonces cuando se incorporó de golpe al recordar todo lo sucedido de la noche anterior

Rápidamente miró a su derecha y comprobó que no había nadie en la cama, pero si que la huella que había dejado en la almohada y en las sabanas arrugadas. Agudizó el oído por si escuchaba algún sonido en la casa, pero no. Reinaba totalmente el silencio...

Estaba tan cansada que se fue a dormir antes que él, dejándolo solo con su ordenador portátil y papeles. No se había enterado de que Bendelin se fuera a dormir y ni siquiera de que se había despertado y marchado a trabajar.

Se sonrojó un poco, por que no sabía que es lo que había hecho. Por que a lo mejor al despertarse la había observado durante un instante dormir, o tal vez había hablado en sueños diciendo algo que no debía saber él... Y si se había acercado durante la noche al calor de su cuerpo y a él le hubiese molestado...

Un poco nerviosa, salió de la cama se puso la bata y se dirigió a la cocina. En donde se llevó una gran sorpresa al encontrarse encima de la mesita una bandeja con el desayuno y una nota. Se acercó a ella un poco aturdida por el detalle, descubriendo un vaso con zumo de naranja, un café, un par de tostadas con mermelada de fresa y dos tortitas... Oh, Bendelin era un hombre que desayunaba mucho, o se creía que el que estuviera embarazada la hacía comer el doble que los demás, pensó con una sonrisa en los labios por el detalle que había tenido con ella.

Miró un momento la nota en donde estaba escrito su nombre con letras grandes. Con dedos nerviosos la cogió y la desdobló descubriendo una pequeña nota, escrita con la letra de él;

"Querida Leslie,


Te doy las gracias por todo y te pido disculpas por el no haberme ido a dormir a la vez que tú y siento si te he despertado al marcharme. No quise avisarte, por que parecías un ángel... Te he preparado un buen desayuno para que comas lo que más te venga en gana...

No tienes que sacar a pasear a Tor, ya lo he hecho yo. Hasta la noche. Puede que llegue un poco tarde.

Con cariño, tu esposo Ben. "

Una parte de si le gustó mucho aquel detalle, pero la otra no por que le hizo entristecerse mucho. Sabía que aquello no era verdad. Puede que pareciese que eran un matrimonio como tantos, pero no... Bendelin era considerado, por que estaba viviendo en su casa y por que iba a ser padre.

Se sentó resignada en la silla y empezó a comer sin gana alguna. No sabía si iba a poder aguantar el ver a Bendelin todos los días. Por lo visto en el amor no iba a ser nunca tan afortunada como lo habían sido sus padres...

Matt llegaba a las ocho y media a la oficina y al pasar por delante del despacho de Bendelin, se sorprendió al encontrarlo allí y de tan buen humor.

-Buenos días -dijo mientras daba dos golpes suaves, a la puerta que se encontraba abierta-. ¿Cómo que estemos ten temprano aquí?

-Mira quería venir temprano para mirar de acabar unas cosas importantes y dejarlas terminadas cuanto antes.

-Últimamente me estés sorprendiendo mucho -se acercó al gran escritorio en donde se encontraba su amigo rodeado de un montón de papeles-. Ya no me vienes todas los días ten temprano como siempre, salvó hoy. Y deseas dejar las cosas cuanto antes zanjadas para llegar pronto a tu casa. ¿Y eso?

Para Siempre  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora