Eran las diez y cuarto de la noche, cuando Bendelin aparcaba el coche en frente de la casa de Leslie. Antes de dirigirse allí, había pasado un momento por casa de su madre para decirle que ese jueves no iría a cenar a casa como siempre lo habían hecho. Por ello le había comprado un enorme ramo de flores a ella y a su hermana y perfume francés.
A lo primero se habían extrañado un poco, por que por muy importante que fuera el asunto siempre hacia todo lo posible por no faltar aquella cita tradicional. Pero se callaron un tanto sorprendidas, cuando Matt intervino en su excusa diciendo que lo entendía perfectamente al saber que una preciosa esposa lo estaba esperando en su casa con la cena preparada... Aquello hizo que su madre y hermana, lo avasallaran con miles de preguntas mientras por encima de sus cabezas, fulminaba a su queridísimo amigo que trataba de contener la risa.
No sabía si Leslie se había estado esperándolo despierta, para que pudiera entrar en la casa ya que no tenía llaves. Maldita sea, mira que había ido bien temprano a trabajar pero todo el tiempo que había ahorrado por la mañana, lo había perdido en cuanto Matt había abierto la boca.
Bajó del coche, cogiendo el abrigo, el ordenador portátil y media tarta de chocolate que había preparado su madre y que quería que se llevara para Leslie. Las luces del comedor estaban encendidas, de manera que todavía había esperanzas de que no estuviera dormida. Un poco nervioso para su sorpresa, llamó al timbre con el codo ya que tenía las manos bien ocupadas.
Una Leslie con téjanos y jersey de lana gordo, le abrió la puerta con una sonrisa. Dejándolo completamente anonadado por su cálida belleza...
-Oh, hola... -vio que iba muy cargado y lo ayudó quitándole de las manos la tarta -. Mmm, que bien que huele... ¿Sea lo que sea, es de chocolate verdad? -le preguntó sin ninguna hostilidad en la voz, por haber llegado tan tarde sin ser aquella su casa.
-Sí -le contestó con un monosílabo y la siguió al interior de la casa, en donde ella se dirigió a la cocina para descubrir que era aquello que tenía tan buena olor, mientras él dejaba el abrigo y el ordenador en el vestíbulo de la casa, para después ir a su encuentro.
Cuando entró en la cocina se llevó una sorpresa, al ver que Leslie estaba preparando la cena y por el olor que hacía debía de ser muy exquisita. Iba a excusarse por su tardanza, pero ella le apresuró a que se duchara por que la cena estaría en breve...
Todo aquello era muy raro. Lo más normal hubiera sido encontrarse a Leslie enfadada por llegar tarde, y que le dejase en la calle después de una buena bronca. Pero no, había sido amable, bueno mejor dicho no le había pedido ninguna explicación...
Se quitó la ropa y la puso en la cesta de lavar, para meterse después en la ducha y relajar así los músculos de la espalda, que le dolían un poco por el trabajo duro del día.
Estaba en la cocina apartando la cena en los platos, cuando entró Bendelin vestido con téjanos y jersey de cachemir color beige.
Impresionantemente sexy, no tenía otras palabras para describir el aspecto que tenía con la ropa informal y el cabello mojado, que se le rizaba dándole un toque de...
-¿Te ayudo en algo? -preguntó el hombre interrumpiendo sus pensamientos. -¿Qué? -preguntó al no haber escuchado.
-Si te hecho una mano -le volvió a decir con sonrisa divertida, al comprobar que no tenía la cabeza en donde tenía los pies.
-Sí, claro... Porque no te empiezas a llevar los platos a la mesa -sus mejillas se habían sonrojado un poco, porque él la hubiese pillado con la guardia baja.
Estaba muy nerviosa. Había decidido hacer caso a su padre y darle una oportunidad a Bendelin pero sin que él lo supiera. Durante el tiempo que estuviese él en su casa lo miraría desde otro punto... Aquello era arriesgarse, porque era cuando Bendelin se podía dar cuenta de sus sentimientos hacia él. Quería averiguar si de verdad tenía la misma suerte que su padre en el amor, y que todo había sido una confusión desde un principio. Como su padre se hubiese equivocado en todo aquello de que Bendelin la quería de verdad, se le iba a caer el poco pelo que le quedaba en la cabeza... De momento ya había empezado por no preguntarse en dónde demonios había estado hasta tan tarde, y hacerse la simpática o más bien aquello parecía como si estuvieran casados desde toda la vida.
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Para Siempre COMPLETA
Romance¡Madre mía! No me acordaba de ésta novela mía. Creo se trata la segunda que escribí o la primera... Bueno, la cosa es que hace diecisiete años!!!! Aich... Como ha cambiado mi perspectiva desde entonces. jajaja PORTADA REALIZADA POR @sarelighlp Lesl...