Capítulo 42.

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Emery

     Hay emociones indescriptibles, suspiros que rara vez tienen explicación, pensamientos sin ningún sentido, personas fascinantes, amores increíbles, momentos imborrables.

     Dustin es la mezcla de todo eso, es pasión pura, felicidad extrema, hoy lo note, cuando lo besaba me di cuenta de que en su boca lo encontraba todo, encontraba la tranquilidad que quería tener siempre, el sentimiento inoportuno que solo él es capaz de hacerme sentir.

     —¿En que piensas? —es su voz la que me saca de mi ensoñación.

     Me da un apretón en la mano y yo le dedico una media sonrisa antes de contestarle;

     —Tonterías.

     Hace aproximadamente quince minutos que estamos sentados en mi coche en silencio y tomados de la mano dejando que miles de sensaciones se extiendan en el aire e inundan el ambiente dentro de mi coche, volviendolo un espacio cargado de palabras que yo y Dustin todavía no hemos dicho.

     —Aveces me dan ganas de meterme en tu cabeza —dice con sus ojos fijos en mí. —Y así poder estar al tanto de lo que piensas.

     —Ya ni siquiera sé si pienso con claridad —confieso. —Gracias a ti ya ni mis pensamientos tienen sentido.

     Me dedica una pequeña sonrisa y entonces me besa el dorso de la mano.

     —Hay cosas que me gustaría preguntarte —digo y sin perder tiempo formulo mi primera duda —:¿El coche en el que viniste era tuyo?

     —Ah sí —responde algo distraído. —Se lo compre usado a Erick, un amigo, estuve quedándome en su casa esta semana, necesitaba algo para trasladarme y me lo vendió a muy buen precio, por lastima supongo pero debo decir que supe sacarle provecho a la situación.

     Abro la boca para hablar pero Dustin se me adelanta:

     —Sé que aún no te he explicado porque vendi el mio, supongo que ya va siendo hora de que te lo cuente.

     —Te escucho —contesto impaciente.

     —¿Recuerdas que en una ocasión te mencione que antes solía drogarme?

     Algo dentro de mí parece oprimirse y no puedo evitar hacer una expresión de sorpresa.

     —No te preocupes —dice rápidamente. —Hace años que ya no consumo nada, la ultima vez que estuve a punto de hacerlo fue la noche en la que mi padre murió y fue antes de la noticia.

     —Lo recuerdo —admito, recuerdo perfectamente el momento en el que me contó que estuvo a punto de consumir cocaína por supuesto que en ese momento fue una completa sorpresa para mi y me daba mucha curiosidad conocer su historia pero no indague en el tema, debido a que fue esa misma noche la que ocurrió la desgracia de su padre.

     Me bastó saber que no llegó a hacerlo.

     —Esas semanas que estuve en Barcelona me crucé con un viejo conocido de ese ámbito, el tipo solía venderme cocaína cuando aún era un adicto, me absorbía absolutamente todo el dinero —explica Dustin provocando que yo me sienta cada vez más tensa. —Resulta ser que tenía un par de cuentas sin saldar de las cuales ya ni siquiera me acordaba, al principio pensé que el hombre solo me estaba tomando el pelo, que se veía en apuros y queria sacarme dinero pero la cosa se puso más seria que solo una discusión, cuando se dio cuenta de que era yo enloqueció totalmente.

     —¿Eras un adicto? —mi voz suena demasiado sorprendida.

     ¿Dustin un adicto a las drogas? mi padre biológico solía fumar porquerias cuando era niña, en realidad su mayor vicio siempre fue el alcohol pero eso no quiere decir que no haya probado otras cosas. Mi madre biológica también se involucró en ese mundo, a veces yo misma la veía inyectarse las agujas en el brazo, era bastante traumático sobre todo por la expresión de su rostro cuando lo hacía, parecía como si estuviera disfrutando dañándose a sí misma.

Always.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora