Capítulo 40.

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Dustin

     Jamas me costo tanto la simple accion de abrir los ojos parece como si mi cerebro estuviera en pausa, los párpados me pesan tanto que se me hace verdaderamente imposible abrirlos, además de eso siento mi cuerpo tan pesado y sólido que ni siquiera logró mover una de mis manos. En ese momento siento como un escalofrío me recorre la espalda y mis sentidos parecen despertarse. 

     No estoy seguro en qué estado me encuentro, si estoy dormido, soñando, desmayado, en coma o muerto... 

     "Muerto"

     Esa palabra parece activar algo en mi cerebro y de inmediato abro los ojos sintiendo un terrible malestar, la cabeza me da vueltas y mi vista es completamente borrosa, ni siquiera soy capaz de distinguir las vigas del techo. Todo en mi sistema parece estar funcionando incorrectamente aunque quizás ni siquiera esté funcionando... muy de a poco logro incorporarme y siento algo húmedo y frío no sé si se trata de mi ropa, del lugar en el que me encuentro acostado o si es solo mi imaginación que me está haciendo una mala jugada. No. Definitivamente algo está mojado aquí y creo que es el sillón en el que estoy, me froto la cara con mis manos y logró enfocar mejor la vista. Conozco esta casa.
     Justo cuando mi mente comienza a unir las piezas veo a Emery saliendo de su habitación, notó al instante su expresión de sorpresa cuando me ve despierto y en ese momento comienza a caminar hacia mi. 

     —No pensé que te despertarias tan pronto —dice, me quedo en silencio observándola. 

     Lleva puesto unos Jeans azules y una camiseta de tirantes blanca, los pies descalzos, su cabello despeinado en una colita alta y el rostro sin una gota de maquillaje. Preciosa, esa palabra la define completamente. 

     —¿Te sientes bien? —parece preocupada y no soy capaz de recordar porque. 

     —No... no recuerdo muy bien lo de ayer. 

     La verdad si recuerdo algunas cosas, tengo borrosas imágenes en mi mente de lo ocurrido la noche de ayer, recuerdo a Emery llorando, quitándome la sudadera empapada de agua y recuerdo perfectamente el momento en el que le confesé que la amaba... pero hay algo que se me está escapando... 

     Entonces lo recuerdo. 

     Mi padre. Mi padre... muerto. 

     En ese instante siento una punzada de dolor en el pecho, un dolor tan fuerte que tengo que llevarme las manos al cuello y respirar entrecortadamente, siento como repentinas lágrimas comienzan a nublar mi visión y no soy capaz de comprender nada. 

     —Lo lamento muchísimo —escucho que dice Emery pero no me atrevo a levantar la cabeza. 

     Entonces comienzo a llorar, lloró como no lo había hecho desde que era niño, de mi garganta comienzan a salir sollozos tan fuertes que parecen gritos, la rabia arde en mi interior y la tristeza lo nubla todo.

     —Dustin —vuelve a hablar Emery y siento como el sillón se hunde a mi lado bajo el peso de su cuerpo. —Cálmate, por favor.

     —Él... ¿él está... muerto? —mi voz y mis manos tiemblan.

     —No lo sé, no estoy segura, ayer por la noche estabas en el jardín de mi casa llorando y... y borracho diciendo que tu padre había muerto.

     El ambiente queda hundido en un incómodo silencio, a pesar de que tengo la mirada fija en el suelo siento como Emery tiene sus ojos posados en mi. El dolor en mi pecho sigue siendo tan intenso que solo quiero gritar, solo quiero pegarme la cabeza fuertemente contra la pared hasta lograr olvidarlo todo.

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