Always.

Capítulo 17.

Dustin

     Me quedo parado en la puerta, observando como Emery deja su cartera en el sillón y se saca los zapatos y la chaqueta, de repente hace contacto visual conmigo y se ruboriza un poco.

     —Puedes entrar, Dustin —me dice riendo.

     —Tienes una linda casa —respondo sentándome en su sillón.

     —Creo que ya me lo habías dicho. ¿Te ofrezco algo?

     —No, gracias —contesto, ella hace ademán de sentarse a mi lado en el sillón pero al final se acomoda en un pequeño sofá justo enfrente de mi.

     —Bien, así que... ¿te llevas bien con tus padres pero no quieres ir a visitarlos? eso no tiene mucha lógica.

     —En realidad es a mi madre a la cual no tengo ganas de ver —respondo. —Además hace dos meses que no piso esa casa, no tengo porque hacerlo ahora.

     —¿Y eso por que?

     —¿Enserio te interesa?

     —Pues... no, en realidad, sólo me gustaría conocerte más.

     —No me gusta hablar de mi familia —respondo con sinceridad.

     Me agrada Emery y también me agrada que quiera conocerme pero no pienso enseñarle mi árbol genealógico ahora mismo, no tiene porque saber lo mierda que es mi familia ni siquiera le debe interesar.

     —Está bien—responde dirigiéndose a la cocina, se sirve un vaso de agua y me mira con el ceño fruncido. —Y luego dices que podria conocerte.

     —No necesitas saber de mí familia para conocerme —contesto levantándome.

     Me acerco hasta ella y observó encantado como va retrocediendo hacia atrás, alejándose de mí hasta que su espalda choca con la pared, me río cuando se derrama un poco del agua que llevaba en el vaso, se lo quitó de la mano y dejó el vaso de cristal sobre la mesa detrás de mí.
     Me sigo acercando a ella hasta que tengo sus ojos esmeralda justo enfrente de los míos, la miró analizando su expresión no me ha pedido que me aparte pero me intriga bastante como me está mirando y puedo notar que se ha puesto un poco pálida... supongo que la situación la pondrá incómoda pero creo que tiene una expresión diferente. Parece... asustada.

     —¿Que te sucede? —le pregunto acariciándole la mejilla con los dedos.

     —¿Que te sucede a ti? —me dice casi en un susurro apoyando sus dos manos en mi pecho y tratando de evitar mi mirada.

     —A mi nada —contesto y llevó los labios a su cuello.

     Apenas rozó su piel cuando escucho que grita:

     —¡Ya basta!

     Me apartó de inmediato y por completo de ella.

     —Te dije que no hicieras eso —me dice agachando la cabeza como si le diera vergüenza sus propias palabras.

     —Me dijiste que no lo hiciera sin tu permiso y tú no me has apartado.

     Emery suelta un suspiro y vuelve a sentarse cuando la miro veo que el color ya está volviendo a su rostro.

     —Creo que deberías irte.

     —No iba hacerte nada, Emery.

     —Lo sé —miente. —Es que Emely está por llegar y como dijiste no creo que le haga gracia encontrarte aquí.