Capítulo 24.

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Dustin

     Está tan cerca mio que puedo sentir su irresistible perfume, sus piernas rozan ligeramente las mías, y la mirada que me está dirigiendo ahora mismo parece sacarme de balance. Es perfecta, mierda, es jodidamente perfecta.

     —No quiero molestarlos —la voz de mi padre me hace volver a la realidad. —Pero la cena ya esta lista.

     Emery aparta sus ojos de mi y se levanta del sillón, por un momento pienso que se dirigirá a la cocina pero lo que en realidad hace es acercarse a la puerta y sonreír en dirección de mi padre.

     —Muchas gracias por invitarme, señor Evans —dice, y se me rompe el corazón cuando agrega. —:Acaban de llamarme de mi casa, así que debo irme.

     Me pongo de pie y me quedo mirándola, nose que esperaba que hiciera pero desde luego no era esto. No quería que se fuera ni que se ofendiera, simplemente quería hacerle entender que no quiero que frecuente con mi familia, que no quiero verla involucrada en esa parte de mi vida.

     —¿Estás segura? ¿Puedo ayudarte en algo? —el hombre que tengo al lado habla con un tono de voz que parece casi suplicante.

     —Estoy segura —Emery dirige su mirada hacia mi y luego sonríe en dirección a Hector. —Buenas noches.

     Y sin decir más nada salé prácticamente corriendo por la puerta principal, mis pensamientos parecen enredarse y nose que hacer, pero sé que tengo que hacer algo ahora mismo.

     —¿Qué le dijiste, Dustin?

     Mi mirada se dirige automáticamente hacia el hombre que acaba de hablarme y veo que en su mirada se refleja genuina decepción.

     —No le dije nada.

     —No seas idiota —ahora suena más firme. —La chica es preciosa. ¿En serio la vas a dejar ir?

     Lo pienso unos segundos. ¿En serio la voy a dejar ir? miro a mi padre quien sigue sosteniéndome la mirada y entonces mis piernas parecen actuar solas y cuando me doy cuenta ya estoy en el jardín de mi casa, buscando con la mirada el coche de Emery. No me cuesta mucho encontrarlo está saliendo de la vereda corro lo más rápido posible para alcanzarla antes de que se vaya y llego justo cuando está a punto de salir de la propiedad, detiene su coche cuando golpeo con los nudillos en su ventanilla. Y entonces paro de correr.

     —¿Que quieres? —me pregunta justo después de bajar el vidrio de la ventanilla. No puedo evitar pensar en lo idiota que debo verme ahora mismo.

     —Yo... —trato de tranquilizar mi respiración supongo que correr detrás de un coche en marcha agita a cualquiera. —Lo siento no quería ofenderte ni incomodarte. Lo siento.

     La expresión de Emery es de clara sorpresa, sé que no esperaba que hiciera esto, ni siquiera yo lo esperaba.

     —Puedo... ¿puedo entrar? —le pregunto, ella me queda mirando unos segundos luego asiente, vuelve a subir la ventanilla y justo después la puerta del acompañante de su coche se abre y yo me adentro en él.

     —Dustin... yo no quería que te molestaras, tienes toda la razón al decir que no debería haber venido, supongo que no pude decirle que no a tu madre.

     Suelto un largo suspiro y me vuelvo para quedar de frente a ella. Vuelvo a suspirar antes de decirle:

     —Soy un idiota, te hable mal, no debería haberte dicho eso fue en un momento de enojo. Lo siento, Emery.

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