Capitulo 44.

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Dustin

     Dos manitos con pequeños deditos, dos piernecitas regordetas y unos cachetes grandes y hermosos. ¿Venecia está embarazada? una cabecita con pelos colorados, colorados como los de ella, unos ojos tan lindos y brillantes, una sonrisa llena de amor.

     —¿Dustin? —su voz suena casi como un susurro.

     —Yo... —sigo atónito y aun tengo el test de embarazo en la mano, no sé qué decir, no sé ni siquiera que pensar.—¿Es enserio?

     —Si —dice agachando la cabeza. —Lo supe hace una semana atrás.

     —Mierda... —digo sin pensar. —Venecia... es que... no lo puedo creer... ¿voy a ser padre?

     Inconscientemente pienso en él o en ella, gateando por la casa y diciendo un montón de incoherencias, balbuceando, con su mameluco de color celeste y sus pequeños pies descalzos y me sorprendo a mí mismo deseando presenciar esa escena.

     —Bueno... —dice Venecia, suena dudosa entonces recuerdo la pregunta que le hice, una pregunta bastante estupida. —En realidad, Dustin, no estoy segura...

     —¿Que? —tardó varios segundos en darme cuenta de que significa lo que acaba de decirme. —¿No estas segura de que?

     —De que tu seas el padre —no aparta sus ojos de los míos mientras habla. —Tengo que confesarte algo... yo... verás, tampoco fui muy fiel en nuestra relación.

     No salgo de mi asombro, siento un montón de sensaciones que me revolotean en todo el cuerpo, una mezcla de sorpresa, indignación, celos, odio y desilusión.

     —Tu... ¿me engañabas? —esa pregunta suena demasiado irreal.

     —No, es decir... —está nerviosa y no para de tronarse los dedos. —Una vez me acosté con alguien en una fiesta, estaba muy borracha, no era consciente de mi misma.

     —¿Lo dices enserio? —sigo sin saber qué pensar.

     —Siempre quise decírtelo pero me daba miedo, fue solo una vez y ni siquiera fui consciente en el momento, de verdad me encontraba muy ebria.

     Así que no fui el único infiel.

     —¿Cuando paso eso?

     —Unos días antes de que saliera a la luz lo de tu amorío con la castaña esa —pronuncia cada palabra con total desprecio.

     —Vaya... —digo, y de apoco me voy dando cuenta de todo.—Creo que sí recuerdo que te habías ido a una fiesta y que desapareciste todo el día siguiente.

     —Me sorprende que lo hayas notado, seguro te entretuviste esos días.

     Mierda. ¿De verdad está tratando de reclamar? yo si fuera ella mantendría la boca cerrada.

     —Por lo que veo tu también —no puedo evitar decírselo.

     —Lamento no habertelo contado la conciencia me pesaba mucho esos días, pretendía decírtelo todo esa misma noche en la que se descubrió tu engaño... pero en fin, no pude hacerlo. Supongo que tu si tolerabas engañarme, para ti no fue un problema la culpa.

     —Venecia —digo tratando de mantener la calma. —Acabas de decirme que estas embarazada y ahora pretendes hablar de Emery, por favor, primero las prioridades.

     —No quiero hablar de ella, quiero hablar de ti y de tu maldita conciencia.

     —¿Quien es el padre? —pregunto una vez que esa duda viene a mi subconsciente.

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